Charles R. Darwin
DIARIO DEL VIAJE DE UN NATURALISTA ALREDEDOR DEL MUNDO (II)
Pozuelo de Alarcón (madrid), 2003, Espasa Calpe.
“Poco después del choque se vio una gran ola que, desde la distancia de tres o cuatro millas, avanzaba hacia la bahía con un perfil alisado, y todo a lo largo de la costa arrancó de cuajo viviendas y árboles, mientras seguía su camino con arrollador empuje. Al fondo de la bahía se desató en una espantosa línea de blancos rompientes, que subieron a la altura de 23 pies verticales sobre las mayores mareas del equinoccio. Su fuerza debió de ser prodigiosa, porque en el fuerte hizo retroceder 15 pies un cañón con su cureña, cuyo peso se calculaba en cuatro toneladas. Una goleta fue trasladada en medio de las ruinas, a unos 200 metros de la playa. A la primera ola siguieron otras dos, que en su retirada barrieron una infinidad de objetos, que quedando flotando. En cierto sitio de la bahía esas olas levantaron en alto una embarcación y la sacaron a tierra, dejándola en seco; la llevaron nuevamente, para volver a arrojarla a la playa, y por fin la arrastraron al mar. En otra parte, dos grandes navíos que estaban anclados uno junto a otro dieron vueltas todo alrededor, y sus cables se engancharon y retorcieron por tres veces; aunque tenían las áncoras a 36 pies de profundidad, estuvieron tocando el fondo por algunos minutos. La gran ola debió de avanzar lentamente, porque los habitantes de Talcahuano tuvieron tiempo de huir a las alturas allende la ciudad. Algunos marineros bogaron en un bote hacia el mar, confiando en que si alcanzaban la crecida antes de romper, navegarían con toda seguridad sobre ella, y así sucedió, por fortuna. Una anciana con un muchacho de cuatro o cinco años corrió a meterse en un bote; pero no habiendo quien remara, la pequeña embarcación se estrelló contra un ancla y se partió en dos; la vieja se ahogó, pero el muchacho fue recogido algunas horas después agarrado a una tabla.” (p. 320)
“La mula me parece el animal más sorprendente. Que un híbrido posea más razón, memoria, obstinación, afección social, resistencia y longevidad que a sus padres, parece indicar que el arte ha superado aquí a la Naturaleza.” (p. 329)
“Además de estas causas evidentes de despoblación, parece intervenir algún agente misterioso. Donde pone la planta el europeo, la muerte suele perseguir al indígena. Si tendemos la mirada por la gran extensión de las Américas, Polinesia, el Cabo de Buena Esperanza y Australia, hallaremos el mismo resultado. Y no es sólo el blanco el que actúa como agente destructor (…) Al parecer, las variedades de la especie humana se comportan entre sí como las diferentes especies de animales: el más fuerte extirpa siempre al más débil.” (p. 439)