Doris Lessing
EL CUADERNO DORADO
Madrid, 2007, Punto de lectura.
“La guerra se nos presentaba como una cruzada contra las malévolas doctrinas de Hitler, contra el racismo, etc. Y, sin embargo, toda aquella enorme masa de tierra, casi la mitad del área total de África, estaba regida precisamente según la premisa de Hitler de que algunos seres humanos son mejores que otros a causa de la raza. La masa de africanos de todo el continente −o, al menos, aquellos que tenían alguna cultura− se divertía sardónicamente ante el espectáculo de sus amos blancos predicando la cruzada contra el diablo del racismo. Disfrutaban con el espectáculo de los blancos <<baases>> [“jefes”, en idioma afrikáans], tan ansiosos por ir a luchar a cualquier frente vecino y contra una doctrina que defenderían hasta la muerte en su propio suelo. Durante toda la guerra, las columnas de los periódicos donde se publicaban las cartas al director estaban repletas de discusiones acerca de si era seguro poner en manos de un soldado africano un fusil, aunque fuese de aire, puesto que acaso disparara contra sus amos blancos, o bien utilizara más tarde el conocimiento, tan útil, de las armas. Se decidió, con toda razón, que no sería seguro.” (p. 99)