Victor Hugo
LOS MISERABLES
Barcelona, 2002, RBA.
“Y en efecto, quien no ha visto más que la miseria del hombre, no ha visto nada. Es menester ver la miseria de la mujer. Quien no ha visto más que la miseria de la mujer, no ha visto tampoco nada. Es menester ver la miseria del niño o de la joven.
Cuando el hombre ha llegado al último extremo, llega también a los últimos recursos. Desgraciados los seres sin defensa que le rodean. El trabajo, el salario, el pan, el fuego, el valor, la buena voluntad, todo le falta a la vez. La claridad del día parece apagarse en el exterior, y la luz moral se apaga en el interior: en esta sombra, el hombre encuentra la debilidad de la mujer y del niño, y las doblega violentamente a la ignominia.” (Tomo I; pp. 695-696).
“El pensamiento es el trabajo de la inteligencia, la meditación fantástica es la voluptuosidad; reemplazar aquél por ésta es confundir un veneno con un alimento.” (Tomo II; p. 805).
“Nadie puede ser un buen historiador de la vida patente, visible, alumbrada, pública de los pueblos, si no es al mismo tiempo, y en cierta magnitud, historiador de su vida profunda y oculta; y nadie es un buen historiador de lo interior, si no sabe ser, siempre que sea necesario, historiador de lo exterior.
La historia de las costumbres y de las ideas penetra la historia de los sucesos, y recíprocamente. Son dos órdenes de hechos diferentes que se corresponden, que se encadenan siempre, y se engendran mutuamente con frecuencia. (...)
El hombre no es un círculo de un solo centro; es una elipse de dos focos; uno lo constituyen los hechos; otro, las ideas.” (Tomo II; p. 918)
La historia de las costumbres y de las ideas penetra la historia de los sucesos, y recíprocamente. Son dos órdenes de hechos diferentes que se corresponden, que se encadenan siempre, y se engendran mutuamente con frecuencia. (...)
El hombre no es un círculo de un solo centro; es una elipse de dos focos; uno lo constituyen los hechos; otro, las ideas.” (Tomo II; p. 918)