miércoles, 30 de noviembre de 2011


Rosa Montero
INSTRUCCIONES PARA SALVAR AL MUNDO
Madrid, 2008, Alfaguara.


“La Humanidad se divide entre aquellos que disfrutan metiéndose en la cama por la noche y aquellos a quienes les desasosiega irse a dormir. Los primeros consideran que sus lechos son nidos protectores, mientras que los segundos sienten que la desnudez del duermevela es un peligro. Para unos, el momento de acostarse supone la suspensión de las preocupaciones; a los otros, por el contrario, las tinieblas les provocan un alboroto de pensamientos dañinos y, si por ellos fuera, dormirían de día, como los vampiros. ¿Has sentido alguna vez el terror de las noches, el ahogo de las pesadillas, la oscuridad susurrándote en la nuca con su aliento frío que, aunque no sepas el tiempo que te queda, no eres otra cosa que un condenado a muerte? Y, sin embargo, a la mañana siguiente vuelve a estallar la vida con su alegre mentira de eternidad.” (p. 9)

"Tal vez Dios, si existe, no sea más que un narrador loco con debilidad por las estructuras circulares, y de ahí que la existencia consista en salir de la oscuridad para regresar de modo indefectible a las tinieblas tras chisporrotear un poco por la vida." (p. 307) 

"¿Por qué será que no nos cuesta nada creer en la ruindad, en la crueldad y el horror del mundo, mientras que cuando hablamos de buenos sentimientos enseguida se nos pinta un rictus irónico en la cara y lo consideramos una ñoñería?" (p. 312)