Simon Singh
EL ENIGMA DE FERMAT (III)
Barcelona, 2004, Planeta.
“Una serie concreta de números primos muestra que la extrapolación es un bastón en el que es peligroso apoyarse. En el siglo XVII, los matemáticos vieron, mediante un examen minucioso, que los números siguientes son todos primos:
31; 331; 3 331; 33 331; 333 331; 3 333 331; 33 333 331.
Los números que los siguen en la secuencia se vuelven gigantescos según se avanza y comprobar si son también primos habría supuesto un esfuerzo considerable. En aquella época, algunos matemáticos estuvieron tentados de extrapolar a partir del modelo que hay hasta aquí, y asumir que todos los números que presentan esta forma son primos. En cambio, el siguiente número en seguir la norma, 333 333 331, resultó no ser primo:
333 333 331 = 17 x 19 607 843.” (pp. 168-169)
“No hay otro problema que pueda significar lo mismo para mí. Fue la pasión de mi infancia. Nada puede reemplazar eso. Lo he resuelto. Intentaré resolver otros problemas, estoy seguro. Algunos serán muy difíciles y tendré una sensación de realización otra vez, pero no hay ningún problema matemático que me pueda capturar como lo hizo Fermat.
He tenido ese raro privilegio de poder perseguir en mi vida adulta lo que fue el sueño de mi infancia. Sé que es un raro privilegio, pero si puedes atacar algo en tu vida adulta que signifique tanto para ti es una recompensa mayor que cualquier cosa imaginable. Al haber resuelto este problema existe ciertamente una sensación de pérdida, pero a la vez hay una sensación tremenda de liberación. Estuve tan obsesionado con el problema que durante ocho años pensé en él todo el tiempo; desde que me levantaba por la mañana hasta que me iba a dormir por la noche. Es mucho tiempo para pensar en una sola cosa. Esta odisea en particular se ha acabado. Mi mente descansa.” (p. 291)
[La cita pertenece a Andrew Wiles, matemático británico que, en 1995, logró demostrar el último teorema de Fermat, conjeturado por éste en 1637.]