domingo, 30 de diciembre de 2018

Simon Singh 
EL ENIGMA DE FERMAT (III) 
Barcelona, 2004, Planeta. 


“Una serie concreta de números primos muestra que la extrapolación es un bastón en el que es peligroso apoyarse. En el siglo XVII, los matemáticos vieron, mediante un examen minucioso, que los números siguientes son todos primos: 
                           31; 331; 3 331; 33 331; 333 331; 3 333 331; 33 333 331. 
Los números que los siguen en la secuencia se vuelven gigantescos según se avanza y comprobar si son también primos habría supuesto un esfuerzo considerable. En aquella época, algunos matemáticos estuvieron tentados de extrapolar a partir del modelo que hay hasta aquí, y asumir que todos los números que presentan esta forma son primos. En cambio, el siguiente número en seguir la norma, 333 333 331, resultó no ser primo: 
                              333 333 331 = 17 x 19 607 843.” (pp. 168-169) 

“No hay otro problema que pueda significar lo mismo para mí. Fue la pasión de mi infancia. Nada puede reemplazar eso. Lo he resuelto. Intentaré resolver otros problemas, estoy seguro. Algunos serán muy difíciles y tendré una sensación de realización otra vez, pero no hay ningún problema matemático que me pueda capturar como lo hizo Fermat. 
   He tenido ese raro privilegio de poder perseguir en mi vida adulta lo que fue el sueño de mi infancia. Sé que es un raro privilegio, pero si puedes atacar algo en tu vida adulta que signifique tanto para ti es una recompensa mayor que cualquier cosa imaginable. Al haber resuelto este problema existe ciertamente una sensación de pérdida, pero a la vez hay una sensación tremenda de liberación. Estuve tan obsesionado con el problema que durante ocho años pensé en él todo el tiempo; desde que me levantaba por la mañana hasta que me iba a dormir por la noche. Es mucho tiempo para pensar en una sola cosa. Esta odisea en particular se ha acabado. Mi mente descansa.” (p. 291) 
[La cita pertenece a Andrew Wiles, matemático británico que, en 1995, logró demostrar el último teorema de Fermat, conjeturado por éste en 1637.]
Benjamin Black 
LA RUBIA DE OJOS NEGROS 
Barcelona, 2016, Debolsillo. 


“Cuando era joven, hará un par de milenios, creía saber lo que hacía. Era consciente del carácter caprichoso del mundo, de cómo se divierte con nuestras esperanzas y nuestros deseos; pero en lo relativo a mis propias acciones, estaba convencido de que era yo, erguido en el asiento del conductor, quien manejaba el volante con las dos manos. Ahora sé que no es así. Ahora sé que las decisiones que creemos tomar solo parecen tal en retrospectiva y que, cuando las cosas suceden, en realidad tan solo nos dejamos llevar. No me inquieta demasiado ser consciente del escaso control que tengo sobre mi vida. En general, me satisface dejarme arrastrar por la corriente, con las manos dentro del agua para pescar los bichos raros. Sin embargo, hay ocasiones en que desearía haber hecho el esfuerzo de pensar a largo plazo para calcular las consecuencias de mis actos.” (p. 227) 

“La vida es mucha más caótica e inconexa de lo que nos atrevemos a admitir. Como queremos que lo que nos suceda tenga un sentido, sea agradable y ocurra con un orden, no paramos de hacer teorías y de imponerlas a la naturaleza verdadera de las cosas. Es una de nuestras debilidades, pero nos aferramos a ella porque sin ella no habría vida, ni agradable ni de ningún otro tipo.” (pp. 301-302)

jueves, 20 de diciembre de 2018

Simon Singh 
EL ENIGMA DE FERMAT (II) 
Barcelona, 2004, Planeta. 


“La Aritmética contiene más de cien problemas y Diofante da solución detallada a todos y cada uno de ellos. Este grado de minuciosidad es un hábito que no adquirió Fermat. Fermat no pretendía escribir un libro de texto para las generaciones futuras: solamente buscaba la satisfacción propia de resolver un problema. El estudio de los problemas y soluciones de Diofante lo movía a pensar y abordar otras cuestiones afines y más sutiles. Fermat garabateaba lo que fuera necesario para convencerse de que podía encontrar la solución y luego no se molestaba en escribir el resto de la prueba. La mayoría de las veces tiraba sus notas a la papelera y pasaba despreocupadamente al siguiente problema. Por fortuna para nosotros, la edición de Bachet de la Aritmética tenía unos márgenes generosos en todas las páginas y en ocasiones Fermat apuntó apresuradas fórmulas y comentarios en esos huecos. Para generaciones de matemáticos, estas notas acabaron convirtiéndose en un registro valiosísimo, si bien algo escaso, de los cálculos más brillantes de Fermat.” (p. 73-74) 
[Aritmética o Arithmetica: obra de Diofanto de Alejandría, matemático griego del siglo III a.C.); Claude Gaspar Bachet de Méziriac: matemático francés del siglo XVII y traductor de la obra de Diofanto.]

Simon Singh 
EL ENIGMA DE FERMAT (I) 
Barcelona, 2004, Planeta. 


“Para Pitágoras, la belleza de las matemáticas radicaba en la idea de que los números racionales (números enteros y fracciones) podían explicar todos los fenómenos naturales. Esta base filosófica ocultó a Pitágoras la existencia de los números irracionales, e incluso puede que llevara a la ejecución de uno de sus discípulos. Cuenta una leyenda que un joven estudiante, de nombre Hippasus de Metaponto, se distrajo jugando con el número √2, intentando encontrar la fracción equivalente. Al cabo de cierto tiempo se dio cuenta de que no existe tal razón, o lo que es lo mismo, que √2 es un número irracional. Seguro que Hippasus estuvo encantado con su descubrimiento, pero su maestro no compartió el entusiasmo. Pitágoras había descrito el universo en términos de números racionales, así que el hallazgo cuestionaba su ideal. La revelación de Hippasus debería haber abierto un período de debate y de meditación durante el cual Pitágoras hubiera tenido que aceptar esta nueva clase de números. Sin embargo, Pitágoras no estaba dispuesto a reconocer su error y al mismo tiempo no fue capaz de rebatir los argumentos de Hippasus valiéndose del poder de la lógica. Para su gran vergüenza, condenó a Hippasus a morir ahogado. 
   El padre de la lógica y del método matemático recurrió a la fuerza antes que admitir que estaba equivocado. El acto más deshonroso de Pitágoras fue negar la existencia de los números irracionales, y quizá fue ésta la mayor tragedia de las matemáticas griegas. Tan sólo después de su muerte se pudo resucitar sin peligro a los números irracionales.” (p. 67)

martes, 18 de diciembre de 2018

Cixin Liu 
EL BOSQUE OSCURO (II) 
Barcelona, 2017, Ediciones B. 


“—El universo real es así de oscuro. —Luo Ji agitó la mano, palpando la oscuridad como si acariciase terciopelo—. El universo es un bosque oscuro. Cada civilización es un cazador armado que recorre el bosque como un fantasma, apartando delicadamente las ramas que le impiden el paso, intentando moverse sin emitir sonido. Incluso respira con mucho cuidado. El cazador debe ser precavido, porque el bosque está lleno de otros cazadores secretos como él. Si da con otra forma de vida, otro cazador, un ángel, o un demonio, un infante delicado o un anciano tambaleante, un hada o un semidiós, sólo tiene una opción: abrir fuego y eliminarlos. En este bosque, el infierno son los otros. La amenaza eterna de que cualquier vida que revele su existencia será exterminada con rapidez. Esa es la imagen de las civilizaciones cósmicas. Es la explicación de la Paradoja de Fermi.” (pp. 544-545) 
[“La paradoja de Fermi es la aparente contradicción que hay entre las estimaciones que afirman que hay una alta probabilidad de que existan otras civilizaciones inteligentes en el universo observable, y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones.” Fuente: Wikipedia.]

lunes, 17 de diciembre de 2018

Mircea Eliade 
HERREROS Y ALQUIMISTAS (II) 
Madrid, 2004, Alianza Editorial. 


“Como suele suceder, el símbolo, la imagen, el rito, anticipan —y casi se puede decir que a veces hacen posibles— las aplicaciones utilitarias de un descubrimiento. Antes de proporcionar un medio de transporte el carro fue vehículo de las procesiones rituales: paseaba el símbolo del Sol o la imagen del dios solar. Por otra parte, sólo se pudo «descubrir» el carro tras haber comprendido el simbolismo de la rueda solar. La «edad del hierro», antes de cambiar la faz del mundo, engendró un elevado número de ritos, mitos y símbolos que no dejaron de tener su resonancia en la historia espiritual de la Humanidad.” (p. 24) 

“El alquimista, como el herrero, y antes que ellos el alfarero, es un «señor del fuego», pues mediante el fuego es como se opera el paso de una sustancia a otra. El primer alfarero que consiguió gracias a las brasas endurecer considerablemente las «formas» que había dado a la arcilla debió sentir la embriaguez del demiurgo: acababa de descubrir un agente de transmutación. Lo que el calor «natural» —el del sol o el vientre de la Tierra— hacía madurar lentamente, lo hacía el fuego en un tiempo insospechado. El entusiasmo demiúrgico surgía del oscuro presentimiento de que el gran secreto consistía en aprender a hacer las cosas «más aprisa» que la Naturaleza; es decir —pues siempre debemos traducir a los términos de la experiencia espiritual del hombre arcaico—, a intervenir sin riesgo en el proceso de la vida cósmica del ambiente. El fuego se declaraba como un medio de hacer las cosas «más pronto», pero también servía para hacer algo distinto de lo que existía en la Naturaleza, y era, por consiguiente, la manifestación de una fuerza mágico-religiosa que podía modificar el mundo y, por tanto, no pertenecía a éste.” (p. 73) 

“La obra del Tiempo no podía ser sustituida más que por el trabajo intelectual y manual; pero sobre todo por este último. Es indudable que el hombre ha estado en todo tiempo condenado al trabajo. Pero hay una diferencia, y ésta es fundamental: para proveer la energía necesaria para los sueños y ambiciones del siglo xix, el trabajo tuvo que ser secularizado. Por primera vez en la Historia el hombre asumió el durísimo trabajo de «hacer las cosas mejor y más aprisa que la Naturaleza», sin disponer de la dimensión litúrgica, que en otras sociedades hacía el trabajo soportable. Y es en el trabajo definitivamente secularizado, en el trabajo en estado puro, medido en horas y unidades de energía, donde el el hombre experimenta y siente más implacablemente la duración temporal, su lentitud y su peso.” (p. 159)
Mircea Eliade 
HERREROS Y ALQUIMISTAS (I) 
Madrid, 2004, Alianza Editorial. 


“Las sustancias minerales participaban del carácter sagrado de la Madre Tierra. No tardamos en encontrarnos con la idea de que los minerales «crecen» en el vientre de la Tierra, ni más ni menos que si fueran embriones. La metalurgia adquiere de este modo un carácter obstétrico. El minero y el metalúrgico intervienen en el proceso de la embriología subterránea, precipitan el ritmo de crecimiento de los minerales, colaboran en la obra de la Naturaleza, la ayudan a «parir más pronto». En resumen: el hombre, mediante sus técnicas, va sustituyendo al Tiempo, su trabajo va reemplazando la obra del Tiempo.” (p. 10) 

“La historia de las ciencias no reconoce ruptura absoluta entre la alquimia y la química: una y otra trabajan con las mismas sustancias minerales, utilizan los mismos aparatos y, generalmente, se dedican a las mismas experiencias. En la medida en que se reconoce la validez de las investigaciones sobre el «origen» de las técnicas y las ciencias, la perspectiva del historiador de la química es perfectamente defendible: la química ha nacido de la alquimia; para ser más exactos, ha nacido de la descomposición de la ideología alquímica. Pero en el panorama visual de una historia del espíritu, el proceso se presenta de distinto modo: la alquimia se erigía en ciencia sagrada, mientras que la química se constituyó después de haber despojado a las sustancias de su carácter sacro. Existe, por tanto, una necesaria solución de continuidad entre el plano de lo sagrado y el de la experiencia profana.” (pp. 11-12)
Heródoto (II) 
HISTORIA. LIBRO III 
wikisource.org 


“Aconsejábales Otanes, en primer lugar, que se dejase en manos del pueblo la suma potestad del estado, y les hablaba en esta conformidad: —«Mi parecer, señores, es que ningún particular entre nosotros sea nombrado monarca de aquí en adelante, pues tal gobierno ni es agradable ni menos provechoso a la sociedad avasallada. Bien sabéis vosotros mismos a qué extremos no llegó la suma insolencia y tiranía de Cambises, y no os ha cabido poca parte en la audacia extremada del mago. Quisiera se me dijese cómo cabe en realidad, que la monarquía, a cuyo capricho es dado hacer impunemente cuanto se le antoje, pueda ser un gobierno justo y arreglado. ¿Cómo no ha de ser por sí misma peligrosa y capaz de trastornar y sacar de quicio las ideas de un hombre de índole la más justa y moderada cuando se vea sobre el trono? Y la razón es, porque la abundancia de todo género de bienes engendra insolencia en el corazón del monarca, juntándose esta con la envidia, vicio común nacido con el hombre mismo. Teniendo, pues, un soberano estos dos males, insolencia adquirida y envidia innata, tiene en ellos la suma y el colmo de todos. Lleno de sí mismo y de su insolente pujanza, cometerá mil atrocidades por mero capricho, otras mil de pura envidia, siendo así que un soberano a quien todo sobra debiera por justo motivo verse libre de los estímulos de tal pasión. Con todo, en un monarca suele observarse un proceder contrario para con sus súbditos: de envidia no puede sufrir que vivan y adelanten los sujetos de mérito y prendas sobresalientes; gusta mucho de tener a su lado los ciudadanos más corrompidos y depravados del estado; tiene el ánimo siempre dispuesto a proteger la delación y apoyar la calumnia. No hay hombre más receloso y descontentadizo que un monarca. ¿Es uno parco o contenido en admirar sus prendas y subirlas a las nubes? Se da él por ofendido de que se falte al acatamiento y veneración debida al soberano. ¿Es otro, por el contrario, pródigo en dar muestras de su respeto y admiración? Se te desdeña y mira como a un adulador falso y vendido. Y no es eso lo peor; lo que no puede sufrírsele de ningún modo es ver cómo trastorna las leyes de la patria; cómo abusa por fuerza de las mujeres ajenas; cómo, finalmente, pronuncia sentencia capital sin oír al acusado. Mas al contrario, un estado republicano, además de llevar en su mismo nombre de Isonomía la justicia igual para todos y con ella la mayor recomendación, no da prácticamente en ninguno de los vicios y desórdenes de un monarca; permite a la suerte la elección de empleos; pide después a los magistrados cuenta y razón de su gobierno; admite, por fin, a todos los ciudadanos en la liberación de los negocios públicos. En resolución, mi voto es anular el estado monárquico, y sustituirle el gobierno popular, que al cabo en todo género de bienes siempre lo más es lo mejor.» Tal fue el parecer que dio Otanes.” (Libro III, 80)
Clark Ashton Smith 
LA DESOLACIÓN DE SOOM 
[Cuento - Texto completo.] 
ciudadseva.com 


“Se dice que el desierto de Soom se extiende en un extremo del mundo, de difícil situación geográfica, entre tierras casi desconocidas y otras inimaginables. Los viajeros le tienen miedo porque sus arenas desérticas y movedizas no tienen oasis; además, cuenta la leyenda que allí habitaban horrores indescriptibles. En este sentido, existen numerosos relatos, cada cual distinto. Algunos dicen que no es ni visible, ni audible, y otros dicen que se trata de una mera quimera de muchas cabezas, cuernos y rabos, y una lengua cuyo sonido es semejante al tañido de las campanas en auditorios abovedados durante algún funeral solemne. Todas las caravanas y aventureros solitarios que regresaron de Soom contaban relatos extraños; otros ni pudieron regresar siquiera, y hubo incluso quien se volvió completamente loco a causa del terror y el vértigo provocados por un espacio infinito y vacío… En efecto, eran muchos los relatos que existían en torno a un ser que espiaba furtivamente, o a todo un ejército de mil diablos; se hablaba de algo que se escondía aguardando detrás de las dunas movedizas, o de algo que rugía y susurraba desde la arena o desde el viento, o se mueve invisible en un silencio opresor, o cae desde el aire como un insecto aplastante, o bosteza abriéndose como un pozo repentinamente ante los pies del viajero. 
   Pero hace mucho tiempo existió una pareja de amantes que llegaron al desierto de Soom y cruzaron las estériles arenas. Desconocían la existencia del mal por aquellos parajes, y como habían encontrado un acogedor edén en sus respectivos ojos, es posible que no se dieran cuenta de que atravesaban un desierto. Y entre todos los que se atrevieron a pisar la temible desolación fueron los únicos que no regresaron con una nueva historia sobre algo terrible, sobre algún horror que los hubiera seguido o espiado, algo visible o invisible, audible o inaudible. Para ellos no hubo ni quimeras de múltiples cabezas, ni pozos bostezantes, ni insectos monstruosos. Además, nunca pudieron comprender las historias que les relataron caminantes menos afortunados.”

domingo, 23 de septiembre de 2018


Heródoto (I)

HISTORIA. I-II 
Madrid, 1992, Gredos. 


“Pero Solón replicó: «Creso, me haces preguntas sobre cuestiones humanas y yo sé que la divinidad es, en todos los órdenes, envidiosa y causa de perturbación. Porque, en el largo tiempo de una vida, uno tiene ocasión de ver muchas cosas que no quisiera y de padecer también muchas otras. En efecto, yo fijo en setenta años el límite de la vida humana. Estos setenta años representan veinticinco mil doscientos días, sin contar los meses intercalares; ahora bien, si, de cada dos años, uno debe ampliarse en un mes para que, con ello, las estaciones se correspondan en su sucesión conforme es debido, los meses intercalares, en el transcurso de setenta años, suman treinta y cinco, y el número de sus días mil cincuenta. De la totalidad de los días de los setenta años en cuestión, que son veintiséis mil doscientos cincuenta, no hay uno solo que conlleve situaciones totalmente semejantes a las de otro día cualquiera. Por lo tanto, Creso, el hombre es pura contingencia.” (LIBRO I-CLÍO, 32; pp. 110-111) 

“Por cierto que en los festines que celebran los egipcios ricos, cuando terminan de comer, un hombre hace circular por la estancia, en un féretro, un cadáver de madera, pintado y tallado en una imitación perfecta y que, en total, mide aproximadamente uno o dos codos; y, al tiempo que lo muestra a cada uno de los comensales, dice: «Míralo y luego bebe y diviértete, pues cuando mueras serás como él». Eso es lo que hacen durante los banquetes.” (LIBRO II-EUTERPE, 78; p. 367) 

“Por cierto que a las mujeres de los personajes ilustres no las entregan para que las embalsamen nada más morir y tampoco a todas aquellas mujeres que son muy hermosas o de notable posición; sólo cuando llevan ya tres o cuatro días muertas, las confían a los embalsamadores. Y lo hacen así para evitar que los embalsamadores abusen de estas mujeres, pues cuentan que uno fue sorprendido, por haberlo delatado un colega, mientras abusaba del cadáver de una mujer que acababa de morir.” (LIBRO II-EUTERPE, 89; p. 375) 

domingo, 16 de septiembre de 2018

Gregory Curtis 
LOS PINTORES DE LAS CAVERNAS. EL MISTERIO DE LOS PRIMEROS ARTISTAS 
Madrid, 2006, Turner. 


“Historiadores del arte, poetas y demás aficionados al arte rupestre que escriben al margen de la ciencia tienden a realizar afirmaciones generalizadoras que, de tener algún fundamento, postulan una especie de conexión genética que trata de ponernos en relación con los artistas remotos que son, a fin de cuentas, los ancestros de todos nosotros. La suposición más común, que fue expresada originalmente por Max Raphael, es que las pinturas atestiguan el momento en que las personas empezaron a tomar conciencia de ser distintos de los animales. Esto es, el preciso instante en que nos convertimos en seres humanos. Puede que sea cierto, aunque nunca podrá probarse, pero ese supuesto se deriva de la idea de que deberíamos ser capaces de «leer» las pinturas solamente a través de la intuición.” (pp. 20-21) 

“Los errores empañan la ciencia, y también dan pie a vidas trágicas. Al final la ciencia corrige los errores, pero la tragedia no puede repararse. La primera víctima de la creencia en la evolución cultural fue un estimable erudito y aristócrata español llamado Marcelino Sanz de Sautuola. Los hechos demostrarían que no sólo era un científico intuitivo de enorme talla, sino también un visionario. La bienaventuranza y la maldición de su vida fueron consecuencia de que en 1879 descubrió en la heredad de su familia el bello techo pintado de las cueva de Altamira.” (p. 65) 

“Lascaux no es solamente la cueva pintada más famosa, sino también la más relevante en cuanto a arqueología y arte. […] Se ha repetido a menudo que Picasso, tras llevar a cabo un recorrido privado en la cueva después de la Segunda Guerra Mundial, aseguró al salir: «No hemos aprendido nada en doce mil años». Al parecer, esta visita nunca tuvo lugar, pero la cita, quiénquiera que la dijo, conserva su fuerza, en especial desde que las técnicas de datación modernas han demostrado que Lascaux es muy anterior a lo que se creía en un principio. Resulta que no hemos aprendido nada en dieciocho mil seiscientos años.” (p. 121)
Luis Villoro 
DE LA LIBERTAD A LA COMUNIDAD (II) 
México, D. F., 2005, FCE. 
www.lecturasinegoismo.com 


“Eliminar la exclusión es la única manera de alcanzar la equidad. Y la equidad es la marca de la justicia. En ese punto el Estado no podría ser neutro. Corregir las inequidades derivadas de situaciones históricas anteriores, compensar las desigualdades que genera la competencia en el mercado, avanzar hacia la igualdad de oportunidades para todos: ésa sería la función primordial de un Estado que pretendiera pasar de la asociación a la comunidad. Para ello tendría que ser un Estado fuerte; pero su fuerza sólo derivaría de una democracia participativa donde nadie quedara excluido.” (p. 35) 

“La justicia no establece uniformidad en las diferencias, sino igualdad de trato a las mismas. Muy a menudo se dice que una sociedad justa es una sociedad uniforme. No, eso es una sociedad homogénea; una sociedad justa admite todas las diferencias, es aquella que da el mismo trato a todas las diferencias, no aquella que uniformiza las diferencias.” (p. 60) 

“Así pues, la educación para la ética es distinta de la inculcación de valores. Esto es lo que muy a menudo no se entiende en los programas de educación pública […], en los cuales se piensa que educar para la ética es inculcar a los niños un determinado decálogo de valores. Eso no es educación para la ética sino para la sumisión moral a la sociedad, para la aceptación de lo que dice la sociedad, lo cual puede favorecer la paz pública, pero la verdadera educación para la ética es procurar fomentar el razonamiento moral independiente y libre del educando para que él decida cuáles son los verdaderos valores frente a los otros; es decir, que aprenda a usar su autonomía.” (p. 110) 

Jack London 
FRAGMENTOS DEL FUTURO 
Madrid, 1984, Anaya. 


“No podía comprender los límites de tiempo y espacio. Las revolucionarias especulaciones sobre el radio no habían logrado afectar su firme fe científica en la conservación de la energía y en la indestructibilidad de la materia. Siempre debió haber estrellas y siempre las habría. Y sin duda, en aquel fermento cósmico, todo tenía que ser comparativamente semejante, formado de la misma substancia o substancias, salvo por las mutaciones del fermento. Todo debía obedecer o compartir las mismas leyes que, sin excepción, gobernaban la experiencia humana. Por tanto, concluyó, planetas y vida eran atributos de todos los soles, del mismo modo que lo eran de este sol de nuestro sistema.” (p. 188) 

“¿Habían conseguido la Hermandad? ¿O habían descubierto que la ley del amor llevaba consigo el castigo de la debilidad y la decadencia? ¿Era la vida una pugna? ¿Era válida para todo el universo la implacable ley de la selección natural?” (pp. 188-189) 
[Las citas pertenecen al relato El Rojo, publicado en 1918.]
Luis Villoro 
DE LA LIBERTAD A LA COMUNIDAD (I) 
México, D. F., 2005, FCE. 
www.lecturasinegoismo.com 


“Junto al desencanto, un templado realismo. Puesto que no cabe esperar un cambio radical, habría que aceptar nuestra situación tal como es. Esa actitud presenta dos caras. Una es una sana modestia: conformarnos con nuestras limitaciones, hacer lo posible en nuestro contexto particular, sin empeñarnos en violentarlo. Pero la otra cara es menos clara: dejar caer los brazos, aceptar ser cómplices de una realidad mediocre o desdichada; el conformismo suele ser el compañero del desencanto.” (p. 20) 

“En una sociedad cuyos valores supremos son la preservación de los derechos individuales y la protección de la vida privada, cada individuo tiende a retraerse al ámbito de su vida personal y familiar, a resguardar sus intereses particulares y desentenderse de los colectivos. Tiene entonces que asumir el peligro de la disgregación de los lazos comunitarios, basados en la conciencia de la pertenencia común a una misma entidad social. 
   La sociedad liberal es el escenario de la competencia universal. Sobresalir, para la persona o el grupo, quiere decir vencer en un torneo: competencia en el mercado, en el mundo profesional, en la política. Las relaciones sociales son un juego, en el que cada jugador intenta ganar lo máximo al menor costo posible. En el enfrentamiento de los intereses particulares, la vida en común queda atomizada. Hay algo que resulta ridículo siquiera plantear: la comunidad.” (p. 24)
Arthur Conan Doyle 
EL MUNDO PERDIDO 
Madrid, 1994, Anaya. 


“Tengo una imaginación irlandesa, que me pinta lo desconocido y desacostumbrado con colores más terribles de los que realmente poseen. Por otro lado, crecí en medio del horror a la cobardía y aterrorizado ante la posibilidad de sufrir tal estigma. Me atrevo a decir que, como el huno de los libros de historia, sería capaz de arrojarme a un precipicio si se ponía en duda mi valor; pero serían entonces el orgullo y el miedo, más bien que el coraje, los inspiradores de mi acción.” (p. 67)

“Cerebro, carácter, alma... Sólo cuando se va conociendo más de la vida, uno comprende cuán distintos son.” (p. 86) 


miércoles, 15 de agosto de 2018


C. de la Condamine 
VIAJE A LA AMÉRICA MERIDIONAL (II) 
Madrid, 1999, Espasa Calpe. 


Lenguas de América, todas pobres.—Todas las lenguas de la América Meridional de las que tengo alguna noción son muy pobres; muchas son enérgicas y susceptibles de elegancia, singularmente la antigua lengua del Perú; pero a todas les faltan vocablos para expresar las ideas abstractas y universales, prueba evidente del poco progreso realizado por el espíritu de estos pueblos. Tiempo, duración, espacio, ser, substancia, materia, cuerpo, todas estas palabras y muchas más no tienen equivalentes en sus lenguas; no solamente los nombres de los seres metafísicos, sino los de los seres morales, no pueden expresarse entre ellos más que imperfectamente y por largas perífrasis. No tienen palabras propias que respondan exactamente a las de virtud, justicia, libertad, agradecimiento, ingratitud.” (pp. 40-41) 

“Tienen palabras que no podríamos escribir, ni aun imperfectamente, sin emplear menos de nueve a diez sílabas, y estas palabras, pronunciadas por ellos, parecen no tener más que tres o cuatro. Poettarrarorincouroac significa en su lenguaje el número tres; afortunadamente para los que tratan con ellos, su aritmética no llega más allá. Aunque parezca increíble no es el único pueblo indio que se encuentra en este caso. La lengua brasileña hablada por pueblos menos toscos, padece la misma penuria, y pasado el número tres se ven obligados, para contar, a auxiliarse de la lengua portuguesa.” (p. 48) 
[El autor se refiere al pueblo de los yameos.] 

Pueblo de los omaguas.—El nombre de omaguas, en la lengua del Perú, así como el de cambevas, que les dan los portugueses del Pará en la lengua del Brasil, significa cabeza aplastada; en efecto, estos pueblos tienen la rara costumbre de prensar entre dos maderas delgadas y planas la frente de los niños recién nacidos para procurar que tengan esta extraña figura y para que se parezcan más, según ellos dicen, a la luna llena.” (p. 51) 

“Sabido es que la variedad de nombres aplicados a idénticos lugares, y particularmente a los mismos ríos, por los diferentes pueblos que habitan en sus riberas ha sido siempre el escollo en que tropiezan los geógrafos.” (p. 80)
C. de la Condamine 
VIAJE A LA AMÉRICA MERIDIONAL (I) 
Madrid, 1999, Espasa Calpe


“Para no defraudar la expectación de aquellos que no buscan en una Relación de viajes sino acontecimientos extraordinarios y pinturas descriptivas agradables de usos extranjeros y de costumbres desconocidas, debo advertirles que no encontrarán en ésta más que muy poco que les satisfaga. No he tenido libertad de guiar al lector indiferentemente a través de todos los objetos propios para halagar su curiosidad. Un Diario histórico, escrito por mí asiduamente durante diez años, habría podido suministrarme los materiales necesarios al efecto; pero éste no era ni el lugar ni el momento adecuados de emplearlos. Su objeto era el mapa que había trazado del curso de un río que atraviesa extensos países, casi desconocidos para nuestros geógrafos.” (pp. 4-5) 

Carácter de los indios.—Tiene por base la insensibilidad. Dejo a vuestra elección si debe honrársela con el nombre de apatía o envilecerla con el de estupidez. Nace, sin duda, del corto número de sus ideas, que no se extienden más allá de sus deseos. Glotones hasta la voracidad, cuando tienen con qué satisfacerla; sobrios, si la necesidad los obliga, hasta carecer de todo, sin parecer desear nada; pusilánimes y poltrones con exceso, si la embriaguez no los transporta; enemigos del trabajo; indiferentes a todo estímulo de gloria, de honor o de reconocimiento; preocupados únicamente del presente y siempre supeditados a él; sin inquietud por el porvenir; incapaces de previsión y de reflexión; entregándose, cuando nada los atemoriza, a una alegría pueril, que manifiestan con saltos y carcajadas inmoderadas, sin objeto y sin designio, pasan su vida sin pensar y envejecen sin salir de la infancia, de la que conservan todos los defectos. 
   Si estos reproches no se refiriesen más que a los indios de algunas provincias del Perú, a los que para serlo no les falta más que el nombre de esclavos, podría creerse que esta especie de embrutecimiento nace de la servil dependencia en que viven; el ejemplo de los griegos modernos demuestra cómo la esclavitud propende a degradar a los hombres. Pero los indios de las Misiones y los salvajes que gozan de libertad son, por lo menos, tan pobres de ingenio, por no decir tan estúpidos, como los otros; no puede verse sin avergonzarse cómo el hombre abandonado a la simple Naturaleza, privado de educación y de sociedad, difiere poco de la bestia.” (pp. 39-40)


lunes, 13 de agosto de 2018

Sergio del Molino 
LA ESPAÑA VACÍA. VIAJE POR UN PAÍS QUE NUNCA FUE (II) 
Madrid, 2016, Turner. 


“El azar y lo imprevisible son cuestiones sobre las que difícilmente se puede fundar una ciencia o una narrativa, y la historia quiere ser ambas cosas a la vez.” (p. 200) 

"El carlismo no logró triunfar, pero no porque su proyecto fuera disparatado. Durante sus primeros setenta años de historia fue la mayor amenaza para el estado liberal español, por encima de los revolucionarios socialistas y anarquistas. En los siglos XX y XXI se ha visto cómo sociedades como Irán o Afganistán caían en manos de insurrecciones religiosas equiparables al carlismo. Y, aunque no logró imponerse, su persistencia como cultura política dominante en amplias regiones de España ha dejado una huella honda y perceptible. Buena parte de la retórica de los nacionalismos catalán y vasco es heredada directamente del carlismo, lo cual no es extraño porque el foralismo y la vindicación de una España anterior al siglo XVIII incluía la recuperación de lenguas vernáculas e identidades periféricas. Cuando los nacionalistas vascos y catalanes empezaron a construir sus edificios ideológicos a finales del siglo XIX, se encontraron con que los carlistas ya les habían hecho casi todo el trabajo. En las zonas de influencia carlista se cultivaban el catalán y el vasco. Parte de la prensa carlista estaba escrita en esos idiomas porque iba dirigida a campesinos que apenas dominaban el castellano. Pero no sólo eso. Los carlistas recuperaron instituciones medievales que querían contraponer a la administración moderna y liberal. Frente a las provincias, reinos. Frente a los gobernadores, juntas, generalidades y lehendakaris. Frente a la constitución, fueros." (p. 209)
Martin Lindstrom 
BUYOLOGY 
Barcelona, 2010, Gestión 2000. 


“En las culturas asiáticas, el número de peor suerte es el cuatro, puesto que, en mandarín, la palabra para ese número se lee «si», lo cual se parece peligrosamente al sonido shi que significa «muerte». Por consiguiente, en los hoteles de China y también en hospedajes asiáticos en todas partes del mundo, no existen los pisos 4 ni 44.” (p. 104) 

“Por otra parte el 8 es un número de la suerte en las culturas asiáticas, puesto que suena parecido a la palabra china para «riqueza», «fortuna» y «prosperidad». Esto explica por qué se programó el inicio oficial de los Juegos Olímpicos de verano en Beijing el 8/08/08 exactamente a las 8:08:08 p.m.” (p. 105) 

“¿Alguna vez ha entrado en un restaurante de comida rápida con la intención de pedir una saludable ensalada de lechuga en beneficio de sus arterias para terminar decidiéndose por la hamburguesa con triple de beicon y una ración grande de patatas fritas? Sucumbió ante ese olor a carbón que parecía invadir cada poro de su cuerpo, ¿verdad? No tuvo fuerzas para resistirse. 
   Ese aroma no proviene de una parrilla caliente y humeante sino de una lata marcada con el código RTX9338PIS correspondiente a la «fragancia de hamburguesa con panceta recién asada» que el restaurante esparce a través de las rejillas de ventilación.” (p. 153) 

“Recuerde que cuanto mayor sea el estrés que nos impone el mundo y cuanto mayores sean nuestros temores, más buscamos cimientos sólidos. Cuanto más buscamos cimientos sólidos, más dependemos de la dopamina. Y cuanta más dopamina se libere en el cerebro, más cosas deseamos. (…) Quizá George W. Bush sabía algo sobre el cerebro; cuando se le preguntó acerca de lo que los estadounidenses podían hacer para contribuir durante esos días y semanas de inquietud y temor que siguieron al 11-S, respondió con una sencilla palabra: «Comprar».” (p. 200)
Juan Eslava Galán 
TEMPLARIOS, GRIALES, VÍRGENES NEGRAS Y OTROS ENIGMAS DE LA HISTORIA 
Barcelona, 2013, Planeta. 


“Himmler, el antiguo criador de pollos, usuario de gafas de culo de vaso, que se creía reencarnación del emperardor Enrique el Pajarero, aspiraba a conseguir el Santo Grial e incluso le había reservado un lugar de honor en la capilla subterránea de su castillo-monasterio SS de Wevelsburg en Westfalia, donde intentaba reproducir el ambiente del castillo del rey Arturo. Ya sé lo que estará pensando el lector: ¿Y en manos de esta gente estuvo durante unos años el destino del mundo? Pues sí. Eso. Himmler, Hitler, Hess, el propio Rahn, todos morenos y tirando a bajitos y escuchimizados empeñados en demostrar su superioridad racial como pertenecientes a la raza aria.” (pp. 194-195) 

“En una relación de la época leemos: «Anda uno ahora corriendo por las calles de Sevilla, que dice que ha estado en el Infierno y ha visto a muchos conocidos [...] hombres con barba y mujercillas a docenas lo buscan en secreto y le piden, con lágrimas en los ojos, que les diga si los ha visto en el Infierno.» Engaños que siguen ocurriendo. Hoy sale en la tele una rubiasca belga que convoca a difuntos de famosos y famosillos. Lo más notable es que cuando el programa se interrumpe para dar paso a la publicidad, a la vuelta, el difunto sigue ahí, disciplinado, deseoso de dar a la médium pelos y detalles de intimidades que demuestren que en efecto es él. Ya se ve que en el otro mundo lo que sobra es tiempo, del mismo modo que en éste sobra tontería y memez.” (p. 249)
Martin Lindstrom 
SMALL DATA (II) 
Barcelona, 2016, Deusto. 


“El alcoholismo, o cualquier clase de adicción, es en su esencia una búsqueda de transformación y transcendencia. Es un escape tanto de la identidad como del lugar. La transcendencia no es posible para los humanos, pero la perseguimos hasta que morimos, enloquecemos o renunciamos a la búsqueda.” (p. 54) 

“La corrección política en última instancia deriva de dos cosas: el miedo y la tribu. ¿Quién quiere arriesgarse a ser expulsado de su género, su comunidad, su ciudad, su estado? Con más frecuencia que en ningún otro lugar del mundo, los americanos alcanzan la edad adulta escuchando que son responsables de sus propios futuros. Es un mensaje a la vez inspirador y sin piedad. Los niños que crecen en los barrios bajos de Chicago o Los Ángeles pueden algún día llegar a ser líderes políticos, comediantes exitosos, ejecutivos influyentes. Pero si no lo hacen, o pasan una mala racha, son abandonados a su suerte. La red de seguridad americana es frágil, y bajo un continuo asedio, haciendo que la posibilidad del rechazo por parte de nuestra tribu sea incluso más aterradora de lo que sería en otro sitio.” (pp. 79-80)
Sergio del Molino
LA ESPAÑA VACÍA. VIAJE POR UN PAÍS QUE NUNCA FUE (I)
Madrid, 2016, Turner. 


“Los guardianes de las esencias lamentan a menudo que la economía globalizada haya barrido la idiosincrasia de las grandes ciudades. Todas las calles comerciales de todas las capitales tienen las mismas tiendas, sucursales de multinacionales. Y no deja de ser cierto, pero es una homogeneización menor comparada con la que propiciaron en Europa el románico o el gótico, o la que mucho antes causó la romanización. Un pueblo medieval se parece más a un pueblo medieval de otro país que al pueblo de al lado de su mismo país.” (p. 45) 

“A medida que se pierden fechas, nombres y referencias concretas, se gana en sugestión y en capacidad para amarrar nuevas identidades. Es, de hecho, más sencillo identificarse con una genealogía difusa, esparcida por una geografía desconocida, que con una casa concreta de un pueblo concreto habitada en unos años concretos. Por eso es más fuerte la fe del analfabeto que apenas conoce los evangelios que la del erudito que los ha estudiado a fondo.” (p. 81) 

“Cuando una explicación sobre la conducta humana suena muy convincente, hay que sospechar de ella, pues lo verosímil a menudo no es más que una forma elegante de expresar los prejuicios. La verosimilitud es una marca narrativa y se encuentra en la narración, no en los hechos narrados. Es un requisito para dotar de sentido una historia y, por tanto, es una interpretación. Pero no depende sólo de la voluntad del narrador ni de la disposición del lector a creérsela, sino que funciona en un contexto cultural, y ese contexto se compone de arquetipos y sobreentendidos.” (pp. 93-94)

lunes, 16 de julio de 2018

Martin Lindstrom 
SMALL DATA (I) 
Barcelona, 2016, Deusto. 



“Es difícil imaginar a los datos capturando muchas de las cualidades que más valoramos: bello o sexy o asombroso o mono. Si los datos favorecieran las mejores decisiones emocionales, entonces los contables serían el paradigma cultural de los grandes amantes, y no los poetas.” (p. 10; la cita pertence a Chip Heath, prologuista de la obra de Lindstrom) 

“El nombre de mi trabajo podría ser «consultor de marca», pero la mayoría de las organizaciones me contratan como sabueso itinerante cuya misión es desenterrar la más nebulosa y abstracta de las palabras: el deseo. El deseo siempre está ligado a un relato, y a un hueco que necesita llenarse: un anhelo que se inmiscuye, agita y motiva el comportamiento humano tanto consciente como inconscientemente.” (p. 26)
Stephen King 
FIN DE GUARDIA 
Barcelona, 2018, Debolsillo. 


“(...) pero los adolescentes son criaturas gregarias, y las criaturas gregarias mantienen vínculos mentales y emocionales. Esa es la razón por la que los peces forman bancos, y las abejas, enjambres. La razón por las que las golondrinas regresan cada año a Capistrano. En la conducta humana, por eso se hace «la ola» en los estadios de fútbol y de béisbol, y por eso los individuos se confunden en medio de una multitud sencillamente porque la muchedumbre está ahí. 
   Los chicos adolescentes se ponen los mismos pantalones cortos holgados y se dejan el mismo asomo de barba por miedo a que se los excluya del rebaño. Las adolescentes adoptan los mismos estilos de vestimenta y se vuelven locas por los mismos grupos musicales. Este año toca We R Your Bruthas; no hace mucho eran 'Round Here y One Direction. Tiempo atrás eran New Kids on the Block. Las modas se propagan entre los adolescentes como el sarampión, y de vez en cuando una de esas modas es el suicidio. En el sur de Gales, decenas de adolescentes se ahorcaron entre 2007 y 2009, y los mensajes al respecto en las redes sociales avivaron la fiebre. Incluso las despedidas que dejaban estaban acuñadas con la jerga de las redes: «Yo tb» y «Hsta mñna».” (pp. 293-294) 

“Ahora entiende por qué califican de «furtivo» al cáncer de páncreas y por qué es casi siempre mortal. Permanece al acecho, reuniendo sus tropas y enviando emisarios secretos a los pulmones, los ganglios linfáticos, los huesos y el cerebro. De repente inicia una guerra relámpago, sin entender, en su estúpida voracidad, que la victoria solo puede provocar su propia muerte. 
   Hodges piensa: Solo que quizá sea eso lo que pretende. Quizá se odia a sí mismo, quizá ha nacido con el deseo de asesinar no al huésped, sino a sí mismo. Lo que convierte al cáncer en el verdadero príncipe del suicidio.” (pp. 340-341)

sábado, 7 de julio de 2018

David Foenkinos 
LA BIBLIOTECA DE LOS LIBROS RECHAZADOS 
Barcelona, 2017, Penguin Ranom House. 


“¿Cuánto llevaba sin atender a la conversación? Nadie habría podido decirlo. El ser humano está dotado de esa capacidad única para asentir con la cabeza y hacerle creer a su interlocutor que le está atendiendo, mientras en realidad piensa en otra cosa. Por eso es por lo que hay que descartar toda esperanza de leer la verdad en la mirada de alguien.” (p. 42) 

“Los lectores siempre se encuentran a sí mismos, de una forma u otra, en un libro. Leer es un estímulo completamente egotista. Buscamos inconscientemente lo que nos dice algo. Por muy estrambóticas o improbables que sean las historias que los escritores crean, siempre habrá lectores que les dirán: «¡Increíble! ¡Ha escrito usted mi vida!».” (p. 77) 

“El matrimonio echaba la culpa de su distanciamiento a aquella vida cotidiana agotadora. Cuando los niños crezcan podremos volver a encontrarnos, pensaban. Sucedió exactamente lo contrario. Dejaron un gran vacío al irse. Algo así como un barranco afectivo en el salón. Una falla que ningún amor cansado puede colmatar. Los chicos ponían vida, traían temas de conversación, comentaban el mundo. Ahora todo eso había dejado de existir.” (p. 126) 

“¿Quién podía creer a los que dicen que escriben para sí mismos? Las palabras siempre tienen una meta, buscan la mirada ajena. Escribir para uno mismo sería como hacer el equipaje para no marcharse.” (p. 139) 

Marvin Harris 
NUESTRA ESPECIE (II) 
Madrid, 1991, Alianza Editorial. 


“Está claro que crear una nación de creyentes requiere mucha menos presión institucional que crear una nación de descreídos. Sin embargo, no quiero dar la impresión de que se puede comprender la impopularidad extrema del ateísmo en los Estados Unidos sin advertir la existencia de tales presiones. Al contrario de lo que ocurre en la Unión Soviética, en los Estados Unidos tanto los creyentes como los no creyentes son, en teoría, libres de hacer proselitismo. Pero en los Estados Unidos el ateísmo se ha asociado durante mucho tiempo con el «comunismo impío» y, por tanto, lleva el estigma de algo vinculado a los enemigos de América. En los Estados Unidos la gente que condena o ridiculiza la religión en público o hace proselitismo abierto de creencias ateas se arriesga a granjearse la desaprobación de su patrono o de sus superiores y la exclusión social, o incluso a recibir malos tratos físicos en los estados en los que predominan las creencias fundamentalistas. Al mismo tiempo, pese a las leyes que decretan la separación de la Iglesia y el Estado, el sistema tributario americano proporciona apoyo indirecto a las instituciones religiosas. Las donaciones a la Iglesia son deducibles de los impuestos, y los edificios, bienes inmuebles y rentas normales de las instituciones religiosas están exentos de impuestos. No en vano los fundamentalistas señalan el lema inscrito en el gran sello de los Estados Unidos, «En Dios confiamos», y las palabras del juramento de lealtad, «Una nación bajo Dios», para justificar que la oración en las escuelas públicas podría ser una parte de la vida norteamericana impuesta por su Constitución. 
   Si no me equivoco en cuanto al vínculo que existe entre el miedo al comunismo y el miedo al ateísmo en los Estados Unidos, el fin de la guerra fría podría dar lugar a una convergencia de la proporción de creyentes en los Estados Unidos y la Unión Soviética. Si ésta llegara a conceder la libertad de hacer proselitismo como parte de una corriente de apertura a la libertad de expresión, seguramente aumentaría el número de creyentes soviéticos. Si los americanos se libraran del temor constante a verse desposeídos de sus casas y de sus iglesias por los comunistas impíos, un mayor número de ellos se atrevería a criticar públicamente las creencias y los rituales animistas. En ambos países surgirían entonces unas pautas de creencia y descreimiento más parecidas a las de Europa occidental. Aparte de estos términos que pueden inducir a equívoco, mi bola de cristal no tiene prácticamente nada que revelarme. Lo único que puedo decir sobre la evolución a largo plazo es que el futuro de la religión no estará determinado por el valor intrínseco de creer o no creer en relación con los tipos concretos de sistema político o económico a que pueden dar lugar las sociedades en la era de la informática. Por esta razón acaso haya llegado el momento de volver a la tarea inacabada de intentar comprender si la selección de sistemas políticos y económicos realizada por nuestra especie se rige por unos procesos predecibles.” (pp. 460-461)
Cixin Liu 
EL BOSQUE OSCURO (I) 
Barcelona, 2017, Ediciones B. 


“—Rong... —intentó explicarle—, yo antes pensaba que a los personajes de una novela los controlaba su creador, que eran lo que el autor quería que fuesen y que hacían aquello que el autor quería que hicieran, como nos pasa a nosotros con Dios. 
—¡Pues te equivocabas! —gritó ella mientras se ponía de pie y empezaba a ir de aquí para allá—. Y ahora te das cuenta de hasta qué punto. Esa es la diferencia entre un mero escribidor y un literato: el summum de la creación literaria es cuando los personajes de una novela tienen vida propia en la mente de su autor. Este no puede controlarlos ni predecir cómo van a actuar; solo puede seguirlos, fascinado, para observarlos y apuntar los más nimios detalles de sus vidas, como si fuera un voyeur. Así se escribe un clásico. —¡Al final resulta que la literatura es un arte para pervertidos! 
—Lo fue en el caso de Shakespeare, de Balzac y de Tolstói, como mínimo. Fue así como esos grandes genios crearon a todos aquellos inolvidables personajes que perduran en nuestra memoria colectiva. Sus mentes solo son capaces de crear imágenes fragmentadas, fetos sin desarrollar cuya corta vida es una sucesión de espasmos crípticos, vacíos de sentido, que luego barren y atan en un saco al que le ponen una etiqueta: que si posmoderno, que si deconstruccionista, que si simbolista, que si irracional...” (pp. 98-99) 

“—De verdad cree que el individuo desempeña un papel decisivo en la historia? 
—No me parece que se trate de una cuestión susceptible de ser probada o refutada; para eso tendríamos que retroceder en el tiempo, asesinar a unas cuantas figuras prominentes y esperar a ver qué ocurre. Lo que sí tengo claro es que no podemos descartar la posibilidad de que los cauces que trazaron las grandes figuras hayan determinado el curso de la historia. 
—Pero aún existe otra posibilidad: que esas grandes figuras de las que usted habla no fueran más que meros nadadores arrastrados por el torrente de la historia, que sus nombres pasarán a la posteridad porque en su día sentaron algún tipo de precedente digno de admiración y reconocimiento, sin haber afectado realmente su curso...” (pp. 112-113) 

“Abriéndose paso a través del temporal, Tyler recordó una frase de una nota de suicidio que había visto en la exposición, escrita por un piloto kamikaze para su madre: «Madre, voy a convertirme en luciérnaga.»” (p. 172)
Marvin Harris 
NUESTRA ESPECIE (I) 
Madrid, 2011, Alianza Editorial. 


“El descubrimiento de que un buen número de estudiantes universitarios son incapaces de reconocer los contornos de su propio país en un mapa mudo o de determinar de qué lado lucharon los rusos en la Primera Guerra Mundial ha suscitado acalorados debates en torno al problema de los conocimientos que cualquier persona debe poseer para ser considerada culta. Un remedio muy en boga consiste en elaborar listas definitivas de nombres, lugares, acontecimientos y obras literarias capaces, se garantiza, de sacar al inculto de su impenetrable ignorancia. Como antropólogo me preocupa tanto la promulgación de tales listas como el vacío que pretenden colmar. Redactadas fundamentalmente por historiadores y celebridades literarias, se centran en acontecimientos y logros de la civilización occidental. Además, guardan silencio sobre las grandes transformaciones biológicas que llevaron a la aparición de nuestros antepasados sobre la faz de la Tierra y dotaron a nuestra especie de una singular capacidad para las adaptaciones de base cultural. Y también guardan silencio sobre los principios evolutivos que configuraron la vida social de nuestra especie a partir del momento en que nuestros antepasados iniciaron el «despegue cultural». De hecho, por tratarse de listas son intrínsecamente incapaces de enseñar nada acerca de los procesos biológicos y culturales que condicionan nuestras vidas y enmarcan nuestro destino. O para expresarme de una forma más positiva, considero, como antropólogo, que la misión mínima de toda reforma educativa moderna consiste en impartir una perspectiva comparativa, mundial y evolutiva sobre la identidad de nuestra especie y sobre lo que podemos y no podemos esperar que nuestras culturas hagan por nosotros.” (pp. 12-13) 

“Vivimos y actuamos en contextos locales y particulares y no tenemos más elección que empezar a conocer el mundo desde dentro hacia fuera. Pero un exceso de particularismo, no poder ver el mundo desde fuera hacia dentro, constituye una forma de ignorancia que puede ser tan peligrosa como no saber las fronteras de los Estados Unidos. ¿Tiene sentido conocer la historia de unos pocos Estados, pero no saber nada de los orígenes de todos los Estados? ¿Debemos estudiar las guerras de unos cuantos países, pero no saber nada de la guerra en todos los países?” (p. 13) 

“Antiguamente, el aire era tan onmipresente y abundante que, a decir de los economistas, constituía un «bien gratuito». Con ello, ocultaban el hecho de que las industrias petroquímicas, las fábricas de automóviles y las empresas de servicios públicos estaban utilizando la atmósfera como alcantarilla, sin pagar y sin tener en cuenta los efectos que el aire impuro tendría sobre las personas que tuviesen que aspirar de él su aliento vital. De hecho, el aire dejó de ser gratuito en el momento mismo en que nuestros antepasados empezaron a producir humo como resultado de sus hogueras de cocina y calefacción. Para deshacerse del humo, tuvieron que pagar el precio de practicar agujeros en el techo y construir chimeneas y ventanas. Con la industrialización, los costes añadidos de respirar fueron reducidos al principio, comparados con los beneficios que reportaban las nuevas tecnologías basadas en los combustibles sólidos. Pero el cielo demostró pronto una capacidad limitada para absorber los productos tóxicos de origen químico y el smog se ha convertido ahora en un factor importante de la evolución cultural. Para evitarlo, pagamos con catalizadores, depuradoras de chimenea, filtros y acondicionadores del aire. Y, para alejarnos de él, pagamos construyendo casas carísimas, precariamente encaramadas en las laderas resbaladizas de los montes, o recorriendo doscientos cincuenta km diarios en nuestros viajes de ida y vuelta desde urbanizaciones relativamente libres de contaminación.” (pp. 135-136) 

“Pero, dada la probada capacidad de destruir y contaminar el cielo de ciudades pequeñas, como Denver y Salt Lake City, o grandes, como Ciudad de México y Nueva York, no se debería dar por supuesto que tener acceso al aire será un derecho de nacimiento protegido para las futuras generaciones. ¿Llegará el día en que empresas gigantes amenacen con cortar el suministro de aire a los clientes por no pagar a tiempo el recibo? Cosas más extrañas han ocurrido en el transcurso de la evolución cultural.” (p. 137)

Ken Wilber (ed.) 
CUESTIONES CUÁNTICAS: escritos místicos de los físicos más famosos 
del mundo (IV) 
Barcelona, 2007, Kairós. 


“Creo, sin embargo, que a todo aquel para quien un racionalismo estrecho ha perdido todo atractivo, y para quien tampoco resulta suficientemente poderoso el encanto de una actitud mística, que considera sencillamente ilusoria la oprimente multiplicidad del mundo exterior, no le queda más remedio que exponerse a la intensa acción de los opuestos y sufrir los conflictos consiguientes. Precisamente obrando así, puede el sujeto encontrar más o menos conscientemente un camino interior de salvación. Lentamente surgen entonces imágenes, fantasías o Ideas internas que compensan la situación exterior y revelan como posible la aproximación entre los polos de la antítesis. Consciente del desarrollo de todos los intentos inmaduros que en pos de la unidad se han hecho a lo largo de la historia del pensamiento humano, no me atrevo a hacer predicciones sobre el futuro. Pero, contrariamente a una estricta división de la actividad del espíritu humano en compartimentos separados —división que prevalece desde el siglo pasado— considero que el anhelo de superación de los opuestos, extensivo al logro de una síntesis que abarque a un tiempo a la comprensión racional y a la experiencia mística de la unidad, constituye el mito, confesado o no, de nuestro tiempo y de la época actual.” (pp. 227-228) 
[La cita pertenece a textos de Wolfgang Pauli ] 

“Todos compartimos esa extraña decepción de poder comprender tan fácilmente la naturaleza general de un pedazo de materia, y que siga siendo insondable para nosotros la naturaleza del espíritu humano. Pero veamos cómo adquirimos esta supuesta familiaridad con el pedazo de materia. Algún influjo que emana de él juega de algún modo con algunas de mis terminaciones nerviosas, iniciando así una serie de cambios físico-químicos, que se propagan a lo largo de los nervios hasta alcanzar algunas de las células del cerebro; ahí sucede un misterio, que hace que surja en la mente una imagen o una sensación que no puede jactarse de parecerse en nada al estímulo que dio origen a la excitación. Todo cuanto conocemos del mundo material tiene que haber sido inferido de un modo u otro de esos estímulos transmitidos por los nervios al cerebro. Constituye una hazaña asombrosa de desciframiento el hecho de haber podido deducir un esquema ordenado de conocimientos naturales a partir de un proceso tan indirecto de comunicación.” (p. 256) 

“Al comparar el grado de certidumbre que podemos tener de las cosas espirituales y de las cosas materiales, no olvidemos esto: la mente es el primer y más directo dato con que contamos en nuestra experiencia; todo lo demás son inferencias remotas.” (p. 257) 
[Las citas pertenecen a textos de Arthur Stanley Eddington.]
Cixin Liu 
EL PROBLEMA DE LOS TRES CUERPOS 
Barcelona, 2016, Ediciones B. 


“A través de la ropa húmeda, el crudo invierno mongol la apresó con la intensidad de un puño gigante. Al principio oyó cómo le castañeteaban los dientes, pero más tarde aquel sonido se alejó. El frío que calaba sus huesos tiñó de blanco el mundo ante sus ojos, y Ye Wenjie sintió que el universo entero era un enorme bloque de hielo con ella dentro como único signo de vida. Era como aquella niña del cuento, a punto de morir congelada y sin una sola cerilla; solo con su imaginación.” (p. 41) 

“De vez en cuando, al terminar el turno de noche, contemplaba el cielo estrellado y me parecía ver un desierto luminoso. Entonces me sentía tan desamparada como una pobre niña a la que hubieran abandonado en mitad del desierto y pensaba en lo que hemos dicho antes: que la vida en la Tierra no es más que una casualidad entre casualidades, que el universo es un palacio vacío y la humanidad la única, minúscula hormiga que lo habita. Durante toda mi madurez, estas ideas me provocaron sentimientos contradictorios: tan pronto pensaba que la vida era un bien preciado y todo me parecía importante, como me decía que la humanidad era insignificante y nada valía la pena. Esa contradicción me acompañó un día tras otro, hasta que de repente me hice vieja.” (p. 181) 

“En una ocasión, Ye estaba haciendo el turno de noche. Momentos como ese eran los de mayor soledad. En el profundo silencio de la medianoche, el universo se revelaba a quien estuviera escuchando como una vasta desolación. Lo más tedioso para ella era ver las ondas que serpenteaban lentamente a lo largo del visor, una manifestación visual del ruido vacío de significado que el puesto de escucha recogía del espacio. Sentía que esa onda interminable era una visualización abstracta del universo: un extremo conectado con el interminable pasado y el otro con el interminable futuro; en medio, nada más que subidas y bajadas aleatorias fruto del puro azar -sin vida, sin seguir un patrón, los picos y los valles a diferentes alturas como granos de arena desiguales, toda la curva como un desierto unidimensional hecho de todos los granos de arena alineados (solitario, desolado, tan largo que resultaba intolerable). Uno podía seguirlo y avanzar o retroceder tanto como quisiera, pero nunca encontraría el final.” (pp. 282-283) 

“Lo más sorprendente del Movimiento Terrícola-trisolariano era la cantidad de personas que habían dejado de albergar la más mínima esperanza en la civilización humana; odiaban a su propia raza hasta el extremo de estar dispuestas a traicionarla, y, además, aspiraban a su completo exterminio, lo cual las incluía tanto a ellas mismas como a sus descendientes. 
   Solía decirse que era una organización de espíritus nobles. La mayoría de sus miembros provenían de familias de tradición intelectual, aunque también de las esferas política o financiera. Se había intentado reclutar a las clases más populares, pero, ante el fracaso, la Organización concluyó que la gente común carecía de la cultura y los conocimientos necesarios para desenmascarar la cara oscura de la humanidad. Asimismo (y esto era de vital importancia), al no estar sus ideas suficientemente influidas por la ciencia y la filosofía modernas, se sentían tan instintiva y poderosamente identificados con su especie que, para ellos era impensable traicionar a la raza humana en su conjunto. Las élites intelectuales, en cambio, eran distintas, y muchos de sus integrantes habían empezado a concebir el mundo desde una perspectiva alejada del hombre. La humanidad había terminado alumbrando una fuerza que, aun habiendo nacido en su mismo seno, abanderaba la desafección hacia sí misma.” (p. 329)
Ken Wilber (ed.) 
CUESTIONES CUÁNTICAS: escritos místicos de los físicos más famosos 
del mundo (III) 
Barcelona, 2007, Kairós. 


“En mi opinión, las leyes a las que obedece la naturaleza sugieren menos aquellas a las que obedece el movimiento de una máquina, que aquellas a las que se ajusta un músico al componer una fuga, o un poeta al componer un soneto. Los movimientos de los átomos y de los electrones se parecen más a los de los bailarines en un cotillón, que a los de las diversas partes de una locomotora. Y si «la verdadera esencia de las sustancias» no puede llegar a ser conocida jamás, entonces no importa si el baile del cotillón tiene lugar en la vida real, o en la pantalla del cine, o en un cuento de Boccaccio. Si todo es así, entonces la mejor forma de describir el universo, aunque todavía muy imperfecta e inadecuada, consiste en considerarlo con un pensamiento puro, como el pensamiento de quien, a falta de otro concepto más abarcativo, podríamos describir como un pensador matemático.” (p. 187) 

“En resumen, las fórmulas matemáticas son incapaces de decirnos lo que las cosas son, sino solamente cómo se comportan; su forma de especificar un objeto es únicamente describir sus propiedades. Y no es posible que éstas coincidan in toto con las propiedades de ninguno de los objetos macroscópicos de nuestra vida cotidiana.” (p. 195) 
[Las citas pertenecen a textos de James Jeans.] 

“Pero la humanidad tiene necesidad de orientaciones fundamentales en su existencia cotidiana, y esa necesidad es mucho más acuciante que el ansia de conocimiento científico. A menudo, un simple hecho tiene muchos más significados para un ser humano que toda la sabiduría del mundo junta. Y por ello debe de haber otra fuente de orientación distinta de la mera dotación intelectual. La ley de causalidad es el principio orientador de la ciencia, pero el Imperativo Categórico —es decir, el dictado del deber— es el principio orientador de la vida.” (pp. 209-210) 

“Quien está manejando un montón de resultados obtenidos de un proceso experimental debe representarse imaginativamente la ley que anda persiguiendo. Luego debe encarnarla en unas hipótesis imaginarias. La facultad de razonar por sí sola no le va a ayudar a dar un solo paso adelante, pues de un caos de elementos no puede surgir orden alguno, a menos que intervenga la cualidad creadora de la mente, que es capaz de construir el orden por un proceso sistemático de eliminación y selección. Una y otra vez, el plan imaginativo sobre el que se intenta construir ese orden se viene abajo, y entonces tenemos que intentar otro plan. Esa capacidad de visión imaginativa y de fe en el éxito final son indispensables. El puro racionalismo no tiene sitio aquí.” (pp. 211-212) 
[Las citas pertenecen a textos de Max Planck.]

viernes, 6 de julio de 2018

Petros Márkaris 
LIQUIDACIÓN FINAL 
Barcelona, 2012, Tusquets. 


“—Déjeme que se lo explique —responde él con calma—. Aquí donde me ve usted, he construido media región del Ática, desde la avenida Maratón hacia abajo. Me acusan de haberlo hecho ilegalmente, en terrenos quemados, en zonas boscosas no urbanizables, en tierras municipales. No lo negaré, pero también he dado trabajo a mucha gente, he adquirido toneladas de maquinaria y material, los que compraban las casas construidas por mí pedían préstamos hipotecarios, y los bancos hacían negocio. Es lo que llaman «desarrollo económico», amigo mío. En todos estos años, el Estado no ha venido a decirme: «Eh, tú que estás construyendo en los bosques, en terrenos reforestables y en mis tierras, ven aquí, todo esto es ilegal, y te lo voy a quitar todo y lo voy a derribar», ¿verdad que no? ¿Y por qué no dijeron nada? 
   Porque, hasta hace poco, el propio Estado lo consideraba desarrollo y miraba para otro lado. Ahora usted podría decirme que este desarrollo es una farsa. De acuerdo. Pero, cuando el propio Estado es una farsa, ¿qué otra cosa va a ser el desarrollo?” (pp. 151-152)
Ken Wilber (ed.) 
CUESTIONES CUÁNTICAS: escritos místicos de los físicos más famosos 
del mundo (II) 
Barcelona, 2007, Kairós. 


“Hablando sin metáforas, tenemos que confesar que nos vemos aquí enfrentados a una de esas típicas antinomias que provienen del hecho de no haber conseguido aún plasmar una perspectiva lo suficientemente comprensible sobre el mundo, que incluya a la propia mente, creadora de la imagen del mundo: de manera que la mente no encuentra sitio en ella. Y el intento de introducirla a la fuerza genera necesariamente, después de todo, algunos absurdos. 
(...) 
Ese absoluto silencio de todas nuestras investigaciones científicas, en torno a las cuestiones relativas al significado y finalidad globales de todo cuanto sucede, resulta de lo más doloroso. Cuanto más atentamente lo contemplamos, más absurdo y sin sentido nos parece. Evidentemente, todo ese espectáculo sólo adquiere un sentido en relación con una mente capaz de contemplarlo. Pero todo lo que la ciencia nos dice de esta relación es manifiestamente absurdo: como si la mente hubiera sido sólo un producto de ese mismo espectáculo que estamos contemplando, y estuviera condenada a desaparecer con él cuando el sol acabe finalmente por enfriarse y la tierra se haya convertido en un desierto de nieve y hielo. ” (pp. 139-140) 

“Los intelectuales de nuestros días no estamos acostumbrados a admitir una analogía fundada en imágenes como argumento a favor de una intuición filosófica; necesitamos fundarnos en deducciones lógicas. Pero, en contra de esto, tal vez le resulte posible al pensamiento lógico descubrir al menos esto: que intentar captar o comprender el fundamento de los fenómenos a través del pensamiento lógico probablemente resulta imposible, ya que el propio pensamiento lógico de por sí forma parte de los fenómenos y está absolutamente implicado en ellos; podemos preguntarnos si, en este caso, seguimos estando obligados a no tratar de formarnos una imagen alegórica de la situación, a causa de la imposibilidad de probar la exactitud de su correspondencia con la realidad.” (pp. 147-148) 
[Las citas pertenecen a textos de Erwing Schrödinger.]