lunes, 30 de diciembre de 2019

Thomas Pynchon
LA SUBASTA DEL LOTE 49

Barcelona, 2013, Tusquets.



“A principios de los años sesenta, un ejecutivo de Yoyodyne que vivía en los alrededores de Los Ángeles y que ocupaba en la casa matriz un puesto que estaba por encima del director gerente pero por debajo del vicepresidente se quedó sin trabajo a los treinta y nueve años por culpa de la automatización laboral. Como desde los siete años le habían inculcado una educación teleológica tendente a conquistar una presidencia y morir, y como se había acostumbrado a no hacer absolutamente nada, salvo estampar su nombre al pie de informes especializados de los que no entendía ni palabra y recibir broncas cuando perdía el control de los programas especializados que fracasaban por motivos especiales que tenían que explicarle pormenorizadamente, lo primero que le pasó por la cabeza, como es lógico, fue el suicidio. Pero la costumbre pudo más que él: no podía tomar una decisión sin escuchar antes las sugerencias de un comité. Puso un anuncio en Los Angeles Times para preguntar a quienquiera que se hubiese encontrado en el mismo brete si había encontrado algún motivo justificado para suicidarse. Suponía el muy pícaro que, como no contestaría ningún suicida, sólo recibiría respuestas disuasorias. Se equivocaba. Después de vigilar el buzón durante una semana de nerviosismo con unos prismáticos japoneses que su media naranja le había dado como regalo de despedida (ella lo había abandonado veinticuatro horas después de que el ejecutivo recogiera el finiquito), y de no recibir más que peticiones de donativos que llegaban a mediodía con el cartero, despertó bruscamente de una borrachera, durante la que había soñado en blanco y negro que se tiraba desde un rascacielos a la calle atestada de vehículos, al oír que llamaban a la puerta con golpes insistentes. Era un anciano vagabundo con un gorro de marinero en la cabeza y un garfio en vez de mano que le entregó un fajo de cartas y se fue dando zancadas y sin decir nada. Casi todas las cartas eran de suicidas frustrados, por torpeza o por cobardía en el último momento. Ninguna, sin embargo, le proporcionaba motivos convincentes para seguir vivo. A pesar de los pesares, el ejecutivo no acababa de decidirse y pasó otra semana rellenando papeles en que apuntaba, en sendas columnas tituladas «pros» y «contras», los motivos a favor y en contra del «salto sin paracaídas». Falto de incentivos, le fue imposible llegar a una decisión inequívoca. Hasta que cierto día que leía la primera plana del Times le llamó la atención un reportaje, ilustrado con una telefoto de la AP, sobre un monje budista de Vietnam que se había prendido fuego para protestar por la política del gobierno. «¡Qué bestial!», exclamó el ejecutivo. Fue al garaje, vació el depósito del Buick, se puso el traje verde de Zachary All, chaleco incluido, se metió todas las cartas de suicidas frustrados en un bolsillo de la chaqueta, fue a la cocina y se empapó de combustible. Estaba ya a punto de darse el chisquerazo fatal con su fiel Zippo, que le había acompañado por entre la maleza de Normandía, las Ardenas, Alemania y la Norteamérica posbélica, cuando oyó una llave en la cerradura y voces en la puerta. Eran su mujer y cierto sujeto a quien no tardó en reconocer, dado que era el experto en rendimiento de Yoyodyne por culpa del cual le habían sustituido por un IBM 7094. Intrigado por la ironía de la situación, se quedó en la cocina y permaneció a la escucha, dejando la corbata dentro de la gasolina, a modo de mecha. Por lo que pudo deducir, el experto en rendimiento quería tener comercio carnal con su mujer en la alfombra de tafilete del salón. A ella no le disgustaba la idea. El ejecutivo oyó risas lascivas, cremalleras, golpes sordos de zapatos, respiración agitada, gemidos. Sacó la corbata de la gasolina y se puso a reír con risa mal disimulada. Cerró el Zippo. «Oigo risas», dijo de pronto la mujer. «Huele a gasolina», dijo el experto en rendimiento. Entraron en la cocina cogidos de la mano y desnudos. «Estaba a punto de convertirme en bonzo», les explicó el ejecutivo. «Y ha tardado casi tres semanas en decidirse», dijo con asombro el experto en rendimiento. «¿Sabes cuánto tardaría el IBM 7094? Doce microsegundos. No me extraña que te sustituyeran.» El ejecutivo echó la cabeza atrás y rió a mandíbula batiente durante diez interminables minutos, a mitad de los cuales, la mujer y el amante, alarmados, se retiraron, se vistieron y fueron a avisar a la policía. El ejecutivo se desnudó, se duchó y tendió a secar el traje. Advirtió entonces algo extraño. Los sellos de algunas de las cartas que había metido en el bolsillo del traje se habían puesto casi blancos. Comprendió que la gasolina había disuelto la tinta de los matasellos. Por hacer algo, se puso a arrancar un sello y de repente vio la trompa postal con sordina, y debajo de la filigrana, transparentándose con claridad, la piel de su propia mano. «Una señal», murmuró, «eso es lo que es.» Si hubiera sido creyente se habría postrado de hinojos. Pero la verdad es que se limitó a decir, y con gran solemnidad: «El amor ha sido mi gran equivocación. Juro mantenerme alejado del amor de ahora en adelante: hétero, homo, bi, perro, gato, coche, todas las variantes que hubiere. Fundaré una sociedad de solitarios dedicada a esta misión, y este signo, revelado por la misma gasolina que ha estado a punto de aniquilarme, será su emblema». Y así fue.” (pp. 114-116)

J. H. Elliott
EL CONDE-DUQUE DE OLIVARES (II)
Barcelona, 1991, Crítica. 


“Aunque todavía queda por determinar hasta qué punto se debe directamente a su influjo, no queda ni un solo proyecto de reforma de Olivares, desde sus planes de repoblación hasta los de reforma fiscal, que no reapareciera con un aspecto u otro en el gran movimiento reformista del siglo XVIII. Uno de los principales reformadores de aquel siglo, el conde de Campomanes, reconocía la importancia de los precedentes del siglo XVII cuando decía que la carta escrita por Felipe IV a las ciudades de Castilla de 1622 contenía «todo cuanto se ha discurrido después sobre simplificar y reducir las rentas provinciales a una sola y única contribución». Aunque este nuevo estilo de reformas se revistiera del lenguaje internacional propio de la Ilustración, gran parte de su contenido era producción autóctona. Pues, en efecto, la España del antiguo régimen había desarrollado su propia tradición reformista; y al fondo de ésta, oculta en las sombras, con la reputación perdida, asomaba la inconfundible figura del conde-duque de Olivares.” (p. 659)

Achille Mbembe
CRÍTICA DE LA RAZÓN NEGRA
Barcelona, 2016, Futuro Anterior Ediciones / Nuevos Emprendimientos Editoriales.


“En aquella época, no importaba que el conocimiento que se tuviera del continente estuviera lleno de lagunas, ni que se basara únicamente en rumores, en creencias erróneas e inverificables. O que estuviera plagado de fantasías y suposiciones que, tal vez, funcionaban como metonimia de carencias morales de la época o del mecanismo por el cual la Europa de entonces pretendía tranquilizarse a sí misma —para compensar su propio sentimiento de insuficiencia—. Como destaca Jonathan Swift en On Poetry (1733), sobre el mapa de África, prestigiosos geógrafos nunca dejaron de llenar «cada laguna con dibujos salvajes». Y «sobre las colinas inhabitadas», no dudaron en poner «un elefante a falta de un albergue».
  Luego está la cara nocturna. En origen, el vocablo «hombre negro» («l’homme noir») sirve, principalmente, para describir e imaginar la diferencia africana. No importa que el «negro» («nègre») designe al esclavo mientras que el «negro» («noir») designe al africano que no ha sufrido aún la esclavitud. Particularmente desde la época de la trata de esclavos, es un presunto vacío de humanidad lo que caracteriza esta diferencia. En este sentido, el color es apenas el signo exterior de una indignidad fundamental, de un envilecimiento primero. Durante los siglos XVIII y XIX, el epíteto o atributo «negro» («noir») remite a este vacío inaugural. En ese entonces, el término «hombre negro» («homme noir») es el nombre que se le otorga a una especie de hombre que, aunque hombre, apenas merece ser llamado así. Esta especie de hombre —el hombre que no se sabe si es verdaderamente hombre— es descrito, sea como «la más atroz criatura de la raza humana», sea como una masa sombría y una materia indiferenciada de carne y hueso, sea como un hombre simplemente «natural» (así lo describe, por ejemplo, François Le Vaillant en 1790).” (pp. 130-131)
[Las cursivas pertenecen al texto.]

J. H. Elliott
EL CONDE-DUQUE DE OLIVARES (I)
Barcelona, 1991, Crítica.
 


“«Buen memorable día debe ser el de la Magdalena -decía Quevedo en carta a un amigo- en que acabaron con la vida del conde de Olivares tantas amenazas y venganzas y odios que se prometían eternidad … ¡secreto de Dios grandes son! Yo, que estuve muerto el día de San Marcos, viví para ver el fin de un hombre que decía había de ver el mío en cadenas.» ¡Cuán distantes resultan estas palabras de las efusiones líricas con las que, veinticuatro años antes, saludara el amanecer de una nueva época en sus Grandes anales de quince días! Pero bien se le puede permitir este breve momento de triunfo, cuando no le quedaban más que unas pocas semanas de vida. Había sobrevivido, aunque por poco tiempo, a aquellos años de pesadilla del gobierno de Olivares, que había empezado en medio de tantas esperanzas para acabar en derrota y desilusión.  
   La reacción de Quevedo ante la noticia de la muerte del conde-duque era compartida, según parece, por la mayoría de sus compatriotas. Casi pudo oírse el suspiro de alivio que dio el país cuando la noticia se difundió a lo largo y ancho de su geografía. ¿Pero era verdad? Ni aun muerto podía confiarse del todo en el conde-duque, dado lo astuto y mentiroso que era. Una copla del estilo de aquellas que rondaban por Castilla cada vez que se producía algún gran acontecimiento decía: 
 

Al fin murió el Conde-Duque,
plegue al cielo que así sea;
si es verdad, España, albricias;
y si no, lealtad, paciencia.

  
Si había algo que uniera a los españoles de la década de 1640 era su deseo de no volver a repetir jamás la experiencia de los años de Olivares. «Diecinueve privados han tenido los reyes de Castilla desde Don Pedro hasta Don Felipe -escribía el cronista Gil González Dávila para cuando se produjo su caída- y a todos ellos juntos no se les puede hacer la mitad de cargos que a éste solo.»” (p. 649)



Ilya Prigogine
EL NACIMIENTO DEL TIEMPO (III)
Barcelona, 2005, Tusquets.


“¿Cuáles son las exigencias que la física ha de satisfacer frente a un universo evolutivo? Veremos que hoy podemos enumerar tres exigencias: la irreversibilidad, la aparición de la probabilidad y la coherencia, que constituyen las condiciones para la existencia de las nuevas estructuras que ha descubierto la física de los procesos alejados del equilibrio.” (p. 44)
[Las cursivas pertenecen al texto.]

“Un ejemplo que impacta es la historia del clima, con sus numerosos períodos de glaciación desde el inicio del cuaternario. De esta manera es cómo podemos hablar de una historia del clima. Investigaciones recientes han podido demostrar que esta sola expresión ya implica que la biosfera es un sistema alejado del equilibrio. Un sistema en equilibrio no tiene y no puede haber tenido historia: no puede más que persistir en su estado, en el cual las fluctuaciones son nulas.” (p. 51)
[La cursiva pertenece al texto.]

“Tal vez seamos aquí tributarios de nuestro lenguaje. El tiempo no es la eternidad, ni el eterno retorno. Y no es solamente irreversibilidad y evolución. Quizás necesitemos hoy una nueva noción del tiempo capaz de trascender las categorías del devenir y de la eternidad.” (p. 76)

Arthur Miller
PANORAMA DESDE EL PUENTE
Barcelona, 2003, Tusquets.



“EDDIE: Ese chico no es normal, señor Alfieri.
ALFIERI: ¿Qué quiere decir?
EDDIE: Quiero decir que no es normal.
ALFIERI: No te entiendo.
EDDIE: ¿Lo ha visto alguna vez?
ALFIERI: No, que yo sepa, no.
EDDIE: Es rubio. Como... platino. ¿Me entiende lo que le quiero decir?
ALFIERI: No.
EDDIE: Quiero decir, que si cierra esa carpeta de golpe... se desmaya del susto.
ALFIERI: Bueno, eso no significa...
EDDIE: Espere, espere un segundo, le voy a decir algo. Canta, ¿sabe?… Eso..., ya lo sé, eso no tiene nada de malo, pero a veces le sale una voz, ¿cómo le diría?, que me deja de un aire. Quiero decir... aguda. ¿Me entiende lo que le quiero decir?
ALFIERI: Bueno, tendrá voz de tenor.
EDDIE: Ya sé lo que es un tenor, señor Alfieri. Y eso no es un tenor. Quiero decir que si entrara usted en mi casa y no supiera quién está cantando, no esperaría ver a un hombre, sino a una mujer.
ALFIERI: Si, bueno, pero esto no...
EDDIE: Le estoy explicando algo, espere un segundo. Por favor, señor Alfieri. Estoy tratando de aclararle lo que pienso. Mire, hará un par de noches mi sobrina trae un vestido que le viene demasiado pequeño, porque este último año ha crecido una barbaridad. Bueno, pues él coge el vestido, lo extiende en la mesa, lo corta y a la una, a las dos y a las tres, le hace un vestido nuevo. Y mientras cosía tenía un aspecto tan... como un ángel, ¿sabe?..., tan dulce que le habría dado un beso.
ALFIERI: Mira, Eddie, escucha...
EDDIE: Señor Alfieri, en el muelle se ríen de él. Estoy avergonzado. Le llaman Muñeca de Papel. Rubita. Su hermano dice que es porque tiene mucho sentido del humor, sabe..., y es verdad, lo tiene..., pero no se ríen por eso, no. De lo que se ríen no lo van a decir, porque saben que es pariente mío, y que tendrían que vérselas conmigo si hacen un comentario socarrón, usted ya me entiende. Pero yo sé de qué se ríen (...)” (pp. 66-67)
Ilya Prigogine
EL NACIMIENTO DEL TIEMPO (II)
Barcelona, 2005, Tusquets.



“A mi entender, el mensaje que lanza el segundo principio de la termodinámica es que nunca podemos predecir el futuro de un sistema complejo. El futuro está abierto, y ésta apertura se aplica tanto a los sistemas físicos pequeños como al sistema global, el universo en que nos encontramos.” (pp. 27-28)

“La vida no es solamente química. La vida tiene que haber incorporado todas las otras propiedades físicas, es decir la gravitación, los campos electromagnéticos, la luz, el clima. De alguna manera se requiere una química abierta al mundo externo, y sólo la materia alejada de las condiciones de equilibrio tiene esta flexibilidad. ¿Y por qué esta flexibilidad? Cuando estamos lejos de las condiciones de equilibrio, las ecuaciones no son lineales; hay muchas propiedades posibles, muchos estados posibles, que son las distintas estructuras disipativas accesibles. En cambio, si nos acercamos al equilibrio, la situación es la contraria: todo resulta lineal y no hay más que una sola solución.” (p. 33)

“«¿Qué diferencias hay entre la química orgánica y la química biológica?»
   La diferencia es que en la química biológica, moléculas como las del DNA son moléculas que tienen una historia y que, con su estructura, nos hablan del pasado en el que se han constituido. Son fósiles, o, si se prefiere, testigos del pasado, mientras que una molécula orgánica creada hoy es un testigo del presente y no ha tenido una evolución histórica.” (p. 39)
Fred Vargas
LA TERCERA VIRGEN (II)
Madrid, 2008, Siruela.



“–Maupassant imaginó un hombre obsesionado por la pérdida de su amada y desesperado por no volver a ver nunca más los rasgos únicos de su amiga. Decidido a contemplarlos por última vez, cava en la tumba hasta el rostro adorado. Que ya no se parece a la que idolatraba. No obstante, la abraza en la pestilencia y, al no llevar ya el perfume de su amante, lo acompaña el olor de la muerte.
–Bien -dijo Adamsberg-. Es muy agradable.
–Es Maupassant.
–Pero sigue siendo una historia. Y las historias se escriben para impedir que sucedan en la vida.” (p. 185)

“¿Se considera que un santo tiene un radio de acción? ¿Como una emisora?
–No está escrito en ninguna parte, pero es la creencia común. Si la gente se toma la molestia de desplazarse para hacer un peregrinaje, es en nombre de la idea de que, cuanto más se aproxime uno al santo, más fuerte es la influencia de éste.” (p. 233)

“–Una persona que tiene un secreto, un secreto tan importante que ha jurado por todos sus santos o por la cabeza de su madre no confiarlo nunca a nadie, lo dice obligatoriamente a otra persona.
–¿De dónde viene esta regla?
–De la humanidad. Nadie, salvo contadísimas excepciones, consigue guardar un secreto para sí. Cuanto más grave es el secreto, más válida es la regla. Así es como los secretos huyen de sus escondites, Froissy, caminando de una persona que lo jura a otra persona que lo jura, y así sucesivamente.” (pp. 244-245)
Ilya Prigogine
EL NACIMIENTO DEL TIEMPO (I)
Barcelona, 2005, Tusquets.



“En primer lugar la inestabilidad de la adolescencia, cuando se busca la propia vocación: aquellas cosas que entonces pueden parecer pequeñas mutaciones, a la larga traen consecuencias notables. Mi hermano, que me lleva cuatro años, había estudiado química, y también mi padre era ingeniero químico, pero en casa, tal vez porque yo hablaba mucho, se daba por supuesto que estudiaría derecho. Yo mismo estaba convencido de ello, pero, curiosamente, en cierto momento empecé a acercarme a la psicología, la psicología me llevo a la biología, y de aquí el paso a la física y a la química fue realmente breve. Así descubrí campos que ignoraba totalmente, muy lejanos del griego, del latín y, más en general, de los estudios humanísticos clásicos en los que estaba metido en aquella época. Al principio me encontraba más bien sorprendido al penetrar en un universo que apenas conocía, y tal vez fue en aquel momento cuando sentí ganas de profundizar: ésta es la que yo llamaría la inestabilidad de la adolescencia.” (pp. 19-20)

“Deberiamos considerar el tiempo como aquello que conduce al hombre, y no al hombre como creador del tiempo. Este es en el fondo el punto en cuestión. Y sobre este punto, sin embargo, no hay unanimidad entre los físicos. Es un punto sobre el cual existen muchas y diversas opiniones.” (p. 24)

“La idea de una omnisciencia y de un tiempo creado por el hombre presupone que el hombre es diferente de la naturaleza que él mismo describe, concepción que considero no científica. Seamos laicos o religiosos, la ciencia debe unir el hombre al Universo. El papel de la ciencia es precisamente el de encontrar estos vínculos, y el tiempo es uno de éstos. El hombre proviene del tiempo: si fuese el hombre quien creara el tiempo, este último sería evidentemente una pantalla entre el hombre y la naturaleza. ” (p. 26)

Fred Vargas
LA TERCERA VIRGEN (I)
Madrid, 2008, Siruela.



“Hacía mucho tiempo que había admitido que, en él, pensar no tenía nada en común con la definición aplicada a ese ejercicio. Formar, combinar ideas y juicios. Y no porque no lo hubiera intentado, quedándose sentado en una silla limpia, apoyando los codos en una mesa impoluta, tomando una hoja y una pluma, apretándose la frente con los dedos, tentativas todas que no habían hecho más que desconectar sus circuitos lógicos. Su mente desestructurada le recordaba un mapa mudo, un magma en que nada llegaba a aislarse, a identificarse como idea. Todo parecía siempre poder conectarse con todo, por atajos en que se enmarañaban ruidos, palabras, olores, fulgores, recuerdos, imágenes, ecos, partículas de polvo.” (pp. 95-96)
[Las cursivas pertenecen al texto.]

“Contrariamente al semblante trágico que esperaba Adamsberg, Hermance era alegre y locuaz. Y, efectivamente, tan buena que era capaz de emocionar a toda una cabaña ganadera. Una mujer alta, un poco flaca, que se desplazaba con prudencia, como si estuviera asombrada de existir. Su cháchara se componía de casi nadas, una mezcla de inutilidades y disparates, y podía sin duda alargarse horas. Lo cual, en el fondo, era un auténtico arte, ya que formaba un encaje de palabras tan fino que sólo contenía vacíos.” (p. 168)

miércoles, 11 de diciembre de 2019


Antonio de Solís (1610-1686)
HISTORIA DE LA CONQUISTA DE MÉJICO (III)
Madrid, 1970, Espasa-Calpe.



“No faltaron plumas que atribuyesen a Cortés la muerte de Motezuma, o lo intentasen por lo menos, afirmando que le hizo matar para desembarazarse de su persona. Y alguno de los nuestros dice que se dijo; y no le defiende ni lo niega: descuido que sin culpa de la intención, se hizo semejante a la calumnia. Pudo ser que lo afirmasen años después los mejicanos por concitar el odio contra los españoles, o borrar la infamia de su nación; pero no lo dijeron entonces ni lo imaginaron, ni se debía permitir a la pluma sin mayor fundamento un hecho de semejantes inconsecuencias. ¿Cómo era posible que un hombre tan atento y tan avisado como Hernán Cortés, cuando tenía sobre sí todas las armas de aquel imperio, se quisiese deshacer de una prenda en que consistía su mayor seguridad? ¿O qué disposición le daba la muerte de un rey amigo y sujeto para la conquista de un reino levantado y enemigo? Desgracia es de las grandes acciones la variedad con que se refieren, y empresa fácil de la mala intención inventar circunstancias, que cuando no basten a deslucir la verdad, la sujetan por entonces a la opinión o a la ignorancia, empezando muchas veces en la credulidad licenciosa del vulgo, lo que viene a parar en las historias. Notablemente se fatigan los extranjeros para desacreditar los aciertos de Cortés en esta empresa. Defiéndale su entendimiento de semejante absurdo, si no le defendiere la nobleza de su ánimo de tan horrible maldad, y quédese la envidia en su confusión: vicio sin deleite que atormenta cuando se disimula, y desacredita cuando se conoce; siendo en la verdad lustre del envidiado y desaire de su dueño.” (p. 289; Libro Cuarto, cap. XV.)
18 DE JULIO-22 DE JULIO
LA VIGENCIA INSTITUCIONAL Y LA RENOVACIÓN POLÍTICA (II)
Gabinete de Estudios de la Delegación Nacional 
de Prensa y Radio del Movimiento
Madrid, 1974, Ediciones del Movimiento.



“El 18 de Julio creó una unidad nacional desde la que fue posible no sólo una victoria militar, sino la puesta en marcha de España. Esto, creemos, es indiscutible: es un hecho histórico. Los antecedentes del 18 de Julio prueban, por el contrario, que todos los intentos anteriores, desde la Cortes de Cádiz a la primavera del 14 de abril, resultaron una tremenda estafa. Y por eso este país cayó en los extremismos que lo fraccionaron, lo ensangrentaron y esterilizaron hasta el 18 de Julio toda posibilidad de paz, de avance y desarrollo.” (pp. 73-74)
[Las cursivas pertenecen al texto.]

“Cuando el 23 de julio de 1969 acudieron a la Zarzuela el entonces Vicepresidente del Gobierno -aquel ejemplar español que llevó su servicio hasta la inmolación- y el Presidente de las Cortes para notificar al Príncipe su designación como sucesor a título de Rey, Don Juan Carlos les dijo: «Formado en la España surgida el 18 de julio, he conocido poco a poco las importantes realizaciones que se han conseguido, bajo el mandato magistral del Generalísimo». Después agregó: «Mi aceptación incluye una promesa firme, que formulo ante Vuestras Excelencias, para el día, que deseo tarde mucho tiempo, en que tenga que desempeñar las altas misiones para las que se me designa, dedicando todas mi fuerzas no sólo al cumplimiento de mi deber, velando por que los Principios de nuestro Movimiento y Leyes Fundamentales del Reino sean observados, sino también para que, y dentro de esas normas jurídicas, los españoles vivan en paz y logren cada día un creciente desarrollo en lo social, en lo cultural y en lo económico.»
   Puede decirse hoy que el Príncipe es una brillante imagen en la que descansa con plena confianza el futuro español.” (pp. 112-113)

[El Vicepresidente del Gobierno en 1969 era Luis Carrero Blanco. El Presidente de las Cortes en el mismo año fue el falangista Antonio Iturmendi.]
Wade Davis
EL RÍO: exploraciones y descubrimientos en la selva amazónica (VI)
Valencia, 2005, Pre-Textos.



“Se había encontrado que la coca contenía tan impresionante cantidad de vitaminas y minerales que […] la comparaba con el contenido nutricional promedio de cincuenta alimentos consumidos regularmente en América del Sur. La hoja de coca superaba el promedio en calorías, proteínas, carbohidratos y fibra. Tenía más calcio, fósforo, hierro, vitamina A y riboflavina, hasta el punto de que cien gramos de las hojas, el consumo diario promedio de un coquero de los Andes, mas que satisfacía el complemento dietético diario de esos nutrientes, así como de vitamina E. La cantidad de calcio en las hojas era extraordinaria, más de la que se sabía de cualquier otra planta comestible, algo de suma importancia porque hasta la llegada de los españoles no había productos lácteos en los Andes, y aún hoy se consume muy poca leche. El alto nivel de calcio sugería que la coca podía haber sido un elemento esencial de la dieta tradicional, sobre todo de las mujeres lactantes.
   Había, sin embargo, noticias aún más importantes. Los andinos a menudo toman la coca después de las comidas y explican que las hojas, que consideran una sustancia «caliente», equilibran la esencia «fría» de las papas que son la base de su dieta. A Rod Burchard, un antropólogo de la Universidad de Indiana, le interesó esta asociación y decidió investigarla. Su estudio, acabado de completar, sugería que la coca ayuda a regularizar el mecanismo de la glucosa y que posiblemente aumenta la capacidad del cuerpo de ingerir carbohidratos a grandes alturas. […] las hojas de la coca no son una droga sino un alimento y un estimulante suave, esencial en la adaptación de los pueblos de los Andes.” (pp. 501-502)

Antonio de Solís (1610-1686)
HISTORIA DE LA CONQUISTA DE MÉJICO (II)
Madrid, 1970, Espasa-Calpe.



“Luego que se tuvo en Méjico noticia de los españoles, cuando el año antes arribó a sus costas Juan de Grijalva, empezaron a verse en aquella tierra diferentes prodigios y señales de grande asombro, que pusieron a Motezuma en una como certidumbre de que se acercaba la ruina de su imperio, y a todos sus vasallos en igual confusión y desaliento. Duró muchos días un cometa espantoso, de forma piramidal, que descubriéndose a la media noche, caminaba lentamente hasta lo más alto del cielo donde se deshacía con la presencia del sol.  
   Viose después en medio del día salir por el Poniente otro cometa o exalación a manera de una serpiente de fuego con tres cabezas, que corría velocísimamente hasta desaparecer por el horizonte contrapuesto, arrojando infinidad de centellas que se desvanecían en el aire.  
   La gran laguna de Méjico rompió sus márgenes, y salió impetuosamente a inundar la tierra, llevándose tras sí algunos edificios con un género de ondas que parecían herbores, sin que hubiese avenida o temporal a que atribuir este movimiento de las aguas. Encendióse de sí mismo uno de sus templos; y sin que se hallase el origen o la causa del incendio, ni medio con que apagarle, se vieron arder hasta las piedras..., y quedó todo reducido a poco más que ceniza. Oyéronse en el aire por diferentes partes voces lastimosas que pronosticaban el fin de aquella monarquía; y sonaba repetidamente el mismo vaticinio en las respuestas de los ídolos, pronunciando en ellos el demonio lo que pudo conjeturar de las causas naturales que andaban movidas; o lo que entendería quizá el autor de la naturaleza, que algunas veces le atormenta con hacerle instrumento de la verdad. Trajéronse a la presencia del rey diferentes monstruos de horrible y nunca vista deformidad, y denotaban grandes infortunios; que a su parecer contenían significación, y si se llamaron monstruos de lo que demuestran, como lo creyó la antigüedad que los puso este nombre, no era mucho que se tuviesen por presagios entre aquella gente bárbara, donde andaban juntas la ignorancia y la superstición. 
  Dos casos muy notables refieren las historias que acabaron de turbar el ánimo de Motezuma, y no son para omitidos, puesto que no los desestiman el padre José de Acosta, Juan Botero y otros escritores de juicio y autoridad. Cogieron unos pescadores cerca de la laguna de Méjico un pájaro monstruoso de extraordinaria hechura y tamaño, y dando estimación a la novedad, se le presentaron al rey. Era horrible su deformidad, y tenía sobre la cabeza una lámina resplandeciente a manera de espejo, donde reverberaba el sol con un género de luz maligna y melancólica. Reparó en ella Motezuma, y acercándose a reconocerla mejor, vio dentro una representación de la noche, entre cuya oscuridad se descubrían algunos espacios de cielo estrellado, tan distintamente figurados, que volvió los ojos al sol como quien no acababa de creer el día; y al ponerlos segunda vez en el espejo, halló en lugar de la noche otro mayor asombro, porque se le ofreció a la vista un ejército de gente armada que venía de la parte del Oriente haciendo grande estrago en los de su nación. Llamó a sus agoreros y sacerdotes para consultarles este prodigio, y el ave estuvo inmóvil hasta que muchos de ellos hicieron la misma experiencia; pero luego se les fue, o se les deshizo entre las manos, dejándoles otro agüero en el asombro de la fuga.” (pp. 81-82; Libro Segundo, cap. IV.)

18 DE JULIO-22 DE JULIO  
LA VIGENCIA INSTITUCIONAL Y LA RENOVACIÓN POLÍTICA (I)
Gabinete de Estudios de la Delegación Nacional 

de Prensa y Radio del Movimiento
Madrid, 1974, Ediciones del Movimiento.



“FRANCO Y EL PUEBLO ESPAÑOL

Cuando uno se aproxima a la fecha fundacional del 18 de Julio de 1936, a su conmemoración sincera y honesta, es radicalmente imposible descontar del sentido de esa fecha la figura, la biografía y la personalidad de Francisco Franco. No cabe duda, desde luego, de que el 18 de Julio fue una confluencia de factores históricos, políticos, socio-económicos, culturales e incluso psicológicos. Pero no cabe duda, tampoco, de que esa misma fecha del 18 de Julio sería prácticamente ininteligible sin la presencia de Franco. ¿Por qué? Por varias razones. En primer lugar, porque Francisco Franco no representaba entonces, ni representó luego, ni representa ahora, ninguna parcialidad de ningún tipo, sino la identidad misma del pueblo español y de los valores nacionales. La definición política de Franco ha sido siempre una: español consciente de su tiempo y responsable de la historia de su Patria. Ninguna más. De ahí su fabulosa capacidad de conectar con la mayoría de su pueblo casi directamente, desde su sencilla figura, sin necesidad alguna de mecanismos interpuestos ni ortopedias preparatorias. El simple nombre de Franco es convocatoria, apelación radical, definición de un estilo político y de un modo de hacer historia. Y esto no es casual. Esto es producido, cabalmente, por la sencilla y elemental razón de que el pueblo español no había sido seriamente convocado nunca, al menos en el espacio histórico de un siglo.
(…)
El 18 de Julio es, pues, antes que ninguna otra cosa, una ocasión de protagonismo del pueblo consigo mismo; una ocasión de reencuentro del país con sus esencialidades humanas; una coyuntura en la que un pueblo tenía que decir o no a su supervivencia y a su soberanía como tal. Franco comprendió, como nadie, esa ocasión y esa coyuntura. Y comprendió, también, que sólo él podía encabezarla y dirigirla. En estos momentos estelares de la vida de las naciones, hacen falta pulsos incapaces de temblar, voluntades incapaces de plegarse, ánimos resueltos a aceptar el futuro con todos sus efectos y capaces, como consecuencia, de construir instituciones, mecanismos, cauces y vías de participación y solidaridad. Franco, precisamente porque es pueblo, porque fue pueblo siempre, supo hacer el Estado Nacional, el Estado inspirado en la voluntad de justicia y en el deseo ordenado de la reforma. En cualquier caso, y esto es algo evidente, es difícil encontrar en toda nuestra historia un solo caso de conductor político con más eco popular que Franco, hombre que nunca ha cultivado la demagogia en ninguna de sus formas. ¿No es eso una prueba de que el 18 de Julio fue, exactamente, una inspiración soberana del pueblo español, deseoso de inaugurar con alegría una nueva etapa de su historia? Nada más razonable, en esta hora de conmemoración solemne, que pensar así.” (pp. 7-9)

[Las cursivas pertenecen al texto.]
Antonio de Solís (1610-1686)
HISTORIA DE LA CONQUISTA DE MÉJICO (I)
Madrid, 1970, Espasa-Calpe.



“Venía con estas mujeres una india principal de buen talle y más que ordinaria hermosura, que recibió después con el bautismo el nombre de Marina, y fue tan necesaria en la conquista como veremos en su lugar.” (p. 67; Libro Primero, cap. XX.)

“Era doña Marina, según Bernal Díaz del Castillo, hija de un cacique de Guazacoalco, una de las provincias sujetas al rey de Méjico, que partía sus términos con la de Tabasco, y por ciertos accidentes de su fortuna, que refieren con variedad los autores, fue transportada en sus primeros años a Xicalango, plaza fuerte que se conservaba entonces en los confines de Yucatán, con presidio mejicano. Aquí se crió pobremente, desmentida en paños vulgares su nobleza, hasta que declinando más su fortuna vino a ser, por venta o por despojo de guerra, esclava del cacique de Tabasco, cuya liberalidad la puso en el dominio de Cortés. Hablábase en Guazacoalco y en Xicalango el idioma general de Méjico, y en Tabasco el de Yucatán, que sabía Jerónimo de Aguilar, con que se hallaba doña Marina capaz de ambas lenguas, y decía a los indios en la mejicana lo que Aguilar a ella en la de Yucatán, durando Hernán Cortés en este rodeo de hablar con dos intérpretes hasta que doña Marina aprendió la castellana, en que tardó pocos días, porque tenía rara viveza de espíritu y algunos dotes naturales que acordaban la calidad de su nacimiento. (...) Fue siempre doña Marina fidelísima intérprete de Hernán Cortés, y él la estrechó en esta confidencia por términos menos decentes que debiera, pues tuvo en ella un hijo que se llamó don Martín Cortés, y se puso el hábito de Santiago, calificando la nobleza de su madre: reprensible medio de asegurarla en su fidelidad, que dicen algunos tuvo parte de política; pero nosotros creeríamos antes que fue desacierto de una pasión mal corregida, y que no es nuevo en el mundo el llamarse razón de estado la flaqueza de la razón.” (pp. 69-70; Libro Primero, cap. XXI.)

domingo, 8 de diciembre de 2019


Wade Davis
EL RÍO: exploraciones y descubrimientos en la selva amazónica (V)
Valencia, 2005, Pre-Textos.



"Después de pasar una semana escuchando a los campesinos, nos dimos cuenta de que el programa de sustitución de cultivos, elemento clave de la campaña norteamericana de erradicación de la coca, era una ilusión. Cosechada a mano cada cuatro meses, o seis si se fertiliza y se fumiga, la coca supera a todos los demás cultivos del valle, con rendimientos por acre ocho veces superiores al del café, y veinticinco veces mayores que los del cacao. Se adapta perfectamente a las laderas pobres, bien desecadas y muy erosionadas de las montañas, y con pocos enemigos y plagas naturales, medra donde otras plantas ni siquiera se dan. En una hacienda del valle alto del Santa Ana le preguntamos a un grupo de campesinos si era posible sustituir otros cultivos por la coca. Se rieron y nos preguntaron a quién se le ocurriría hacer tal cosa. Uno de ellos se inclinó y tomó un puñado de tierra reseca. Dejó que se filtrara entre los dedos y nos preguntó: «Es imposible. ¿Qué es lo que podemos sembrar en este suelo cansado?»." (pp. 538-539)

sábado, 7 de diciembre de 2019

Thornton Wilder
OUR TOWN
New York, Evanston, and London,1957, Harper & Row.
[https://www.aasd.wednet.edu/cms/lib/WA01001124/Centricity/Domain/74/Our_Town_full_text.pdf]


“REBECCA:
Nunca te conté lo de la carta que recibió Jane Crofut del pastor cuando estuvo enferma. Le escribió a Jane una carta y en el sobre la dirección decía: «Jane Crofut; Granja Crofut; Grover’s Corners; Condado de Sutton; New Hampshire; Estados Unidos de América.»

GEORGE:
¿Y eso qué tiene de gracioso?

REBECCA:
Escucha, que no he acabado: «Estados Unidos de América; continente de América del Norte; hemisferio occidental; La Tierra; el Sistema Solar; el Universo; la mente de Dios», -eso es lo que ponía en el sobre.

GEORGE:
¡No me digas!

REBECCA:
Y el cartero la trajo de todos modos.

GEORGE:
¡No me digas!”

[La traducción es mía.]



Texto original:

“REBECCA:
I never told you about that letter Jane Crofut got from her minister when she was sick. He wrote Jane a letter and on the envelope the address was like this: It said: Jane Crofut; The Crofut Farm; Grover's Corners; Sutton County; New Hampshire; United States of America.

GEORGE:
What's funny about that?
 
REBECCA:
But listen, it's not finished: the United States of America; Continent of North America; Western Hemisphere; the Earth; the Solar System; the Universe; the Mind of God -that's what it said on the envelope.

GEORGE:
What do you know!

REBECCA:
And the postman brought it just the same.

GEORGE:
What do you know!" (p. 45)

Wade Davis
EL RÍO: exploraciones y descubrimientos en la selva amazónica (IV)
Valencia, 2005, Pre-Textos.



“Todos tomamos más yagé, varias veces. Pasó una hora o más. Miré hacia arriba y vi que los bordes del mundo se suavizaban al mismo tiempo que sentía una resonancia que llegaba de más allá del cielo, como la sugerencia de un viento flotante de pulsante energía.
    Al principio fue agradable, un sentido maravilloso de vida y de calor que envolvía todas las cosas. Luego las sensaciones se intensificaron, se cargaron de una extraña corriente y el aire mismo adquirió una densidad metálica. Pronto dejó de existir el mundo tal como lo conocía. No era una distorsión de la realidad: era como si se disolviera al tiempo que el terror de otra dimensión avasallaba los sentidos. La belleza de los colores, los interminables diseños de esférica luminosidad, eran como lluvia brotando de mi piel. Me contuve. Miré hacia arriba y vi a Rufino y a Pacho bamboleándose y quejándose suavemente. En el pelo había flores que lloraban y árboles intentando remontarse hasta las nubes, y de sus ramas caían hojas con grandes aullidos. Entonces se abrió el cielo. Una lívida cicatriz cruzaba el firmamento, las estrellas palpitaban y un gran viento dispersaba todo a su paso. Se abrió la tierra. Serpientes se enroscaban en los postes y se metían reptando por los techos. No había escape. Los ríos se abrían como las bocas de los capullos. El movimiento se volvía penetración, y el terror se hizo más fuerte. La muerte flotaba por todas partes. Niños famélicos y animales de todas las formas enfermaban y morían de sed, enterrando sus narices en la tierra seca. Sus costados yacían desnudos a la intemperie y por todas partes se levantaba un palio inmenso de dolor.
   Traté de librar las formas de las sensaciones luminosas. En vez de ello, mis pensamientos mismos se volvieron visiones, no de cosas o lugares sino de toda una dimensión que en ese momento no sólo parecía real sino absoluta. Era ese el mundo real, y lo que había conocido hasta entonces resultaba ser una falsificación cruda y opaca.
(...)
   Lentamente, al avanzar la noche los colores se suavizaron y el terror cedió. Sentí mis manos palpando el piso de tierra de la maloca, vi nubes de polvo teñidas de luz verde, oí voces que se reían. Estaba a punto de amanecer: lo supe al oír la selva. Mis compañeros todavía estaban junto al fogón, pero las llamas se habían apagado y hacía frío. Cansado, aunque ya sin miedo, me metí en la hamaca. Permanecí despierto mucho tiempo, envuelto en una manta de algodón, como un niño agotado después de la fiebre. Lo último que vi al irme durmiendo fue una plácida nube de luz violeta que se posaba sobre la maloca.” (pp. 586-587)
 
 "Vagos eran sus recuerdos y su sentido de la cronología, y algo limitada su capacidad de introspección. Aunque orgulloso de sus logros, nunca se le había ocurrido colocar su obra dentro de un contexto histórico. Sin embargo, al hablar sobre las plantas, su memoria era casi infalible en una forma sobrecogedora. No tardé en darme cuenta de que cuando le hacía una pregunta relacionada con una colección botánica, surgían personas, sitios, fechas y acontecimientos como por arte de magia." (p. 590)
 
 
 
 
 

jueves, 5 de diciembre de 2019

Richard Wiseman
59 SEGUNDOS. PIENSA UN POCO, CAMBIA MUCHO (II)
Barcelona, 2010, RBA.



“Pero ¿es realmente útil la grafología o se trata de otro mito? El investigador Geoffrey Dean ha dedicado gran parte de su tiempo a analizar el tema, reuniendo cientos de estudios científicos sobre grafología y empleándolos para examinar las afirmaciones de los defensores de este antiguo arte. Los resultados son escalofriantes.
   En un análisis, Dean recopiló los descubrimientos de 16 artículos académicos que estudiaban la grafología en el trabajo. Comparó las predicciones de los grafólogos sobre el rendimiento de los empleados con las puntuaciones de los supervisores de dichos empleados durante el período de formación. Los resultados revelaron que había poca relación entre las predicciones de los grafólogos y el éxito laboral. De hecho, los grafólogos eran tan precisos como un grupo de control de profanos que no tenía ninguna experiencia en grafología.
   En otro análisis, Dean examinó estudios en los que los investigadores habían comparado los intentos de los grafólogos por determinar el carácter de una persona con las puntuaciones de esa persona en tests de personalidad con validez científica. Dean recogió los artículos publicados (53 esta vez) y analizó los resultados. No sólo era escasa la precisión de los grafólogos, sino que obtenían la misma puntuación que los grupos de control con personas sin formación ni conocimientos para la evaluación de la personalidad a través de la escritura.
(…)
Al contrario de lo que afirman sus defensores, las investigaciones indican que no ofrece información precisa y fiable sobre la personalidad, y que no debe considerarse una forma útil de predecir el futuro rendimiento laboral de una persona.” (pp. 303-304)
Arthur Schopenhauer
EL ARTE DE SER FELIZ (II)
Madrid, 2018, Nórdica Libros.



“En todo y con todo disfruta uno en realidad solo de sí mismo: si el propio yo no vale mucho, entonces todos los placeres son como exquisitos vinos en una boca con sabor a hiel. Como los grandes enemigos de la felicidad humana son dos, el dolor y el aburrimiento, la naturaleza también ha dotado a la personalidad de un remedio contra ambos: contra el dolor (que más frecuentemente es espiritual que físico) la alegría y contra el aburrimiento, el ingenio.” (p. 95)
Richard Wiseman
59 SEGUNDOS. PIENSA UN POCO, CAMBIA MUCHO (I)
Barcelona, 2010, RBA.


“...la felicidad no deriva del éxito, sino que lo causa.” (p. 22)

“Parte de este trabajo incluía encuestas internacionales a gran escala en las que la gente puntuaba lo feliz que era (normalmente utilizando escalas estándar de diez puntos que iban de «muy infeliz» a «muy feliz») y una comparación de las puntuaciones medias de felicidad de cada país con su producto interior bruto (PIB). Los resultados sugieren que, mientras que los ciudadanos de las naciones muy pobres no son tan felices como los de los países más ricos, esta relación se desvanece en cuanto un país obtiene un PIB relativamente modesto. Los estudios que examinan el posible vínculo entre el salario y la felicidad descubrieron el mismo patrón. Cuando puedes pagarte las necesidades básicas, un aumento en los ingresos no da como resultado un aumento considerable de la felicidad.” (p. 24)

“¿Qué hace que alguien sea materialista? ¿Es el amor por las posesiones el resultado de su personalidad, de sus experiencias infantiles o de sucesos posteriores? Según el trabajo realizado por los psicólogos Lan Nguyen Chaplin y Deborah Roedder John, el materialismo echa raíces en la infancia y suele impulsarlo una baja autoestima.” (p. 41)
Élmer Mendoza
ASESINATO EN EL PARQUE SINALOA
Barcelona, 2018, Penguin Random House.



“Se bebió medio litro, se bañó y se recostó, padecía un ligero mareo, un largo trago de whisky lo restableció. Dejar de beber es una decisión de titanes y no lo soy, así que bórrenme de esa pinche lista, voy a recuperar mi ritmo y ahí me quedaré por el resto de mis días, lo demás es hoguera de vanidades. No estoy de acuerdo, protestó el cuerpo. El hígado sigue inflamado y la única neurona que tenías está a punto del colapso. Ah, tú que sabes, pinche cuerpo, si lo único que te interesa es estar con mujeres hermosas. ¿Yo qué sé?, pendejo, te voy a demostrar cuánto sé. Mendieta sintió retortijones e inesperadas ganas de evacuar, en cuanto se bajó los pantalones soltó una abundante diarrea maloliente, apenas respiró y empezó con las arcadas, se hincó y vomitó todo en el retrete. ¿Quieres saber qué más sé, Zurdo Mendieta? Por favor, detente, está bien, haré mi mejor esfuerzo para dejar la bebida. Se oye lindo, y más viniendo de un cabrón como tú que en el fondo es un débil mental, y ahora báñate que hueles a rata destripada. Algo repuesto se recostó y buscó en la tele, salvo el video de AC/DC, «Highway to Hell», nada fue de su gusto y decidió dar un paseo por el Parque Sinaloa. Eran las seis y cuarto.” (pp. 63-64)