Fred Vargas
LA TERCERA VIRGEN (II)
Madrid, 2008, Siruela.
“–Maupassant imaginó un hombre obsesionado por la pérdida de su amada y desesperado por no volver a ver nunca más los rasgos únicos de su amiga. Decidido a contemplarlos por última vez, cava en la tumba hasta el rostro adorado. Que ya no se parece a la que idolatraba. No obstante, la abraza en la pestilencia y, al no llevar ya el perfume de su amante, lo acompaña el olor de la muerte.
–Bien -dijo Adamsberg-. Es muy agradable.
–Es Maupassant.
–Pero sigue siendo una historia. Y las historias se escriben para impedir que sucedan en la vida.” (p. 185)
“¿Se considera que un santo tiene un radio de acción? ¿Como una emisora?
–No está escrito en ninguna parte, pero es la creencia común. Si la gente se toma la molestia de desplazarse para hacer un peregrinaje, es en nombre de la idea de que, cuanto más se aproxime uno al santo, más fuerte es la influencia de éste.” (p. 233)
“–Una persona que tiene un secreto, un secreto tan importante que ha jurado por todos sus santos o por la cabeza de su madre no confiarlo nunca a nadie, lo dice obligatoriamente a otra persona.
–¿De dónde viene esta regla?
–De la humanidad. Nadie, salvo contadísimas excepciones, consigue guardar un secreto para sí. Cuanto más grave es el secreto, más válida es la regla. Así es como los secretos huyen de sus escondites, Froissy, caminando de una persona que lo jura a otra persona que lo jura, y así sucesivamente.” (pp. 244-245)
LA TERCERA VIRGEN (II)
Madrid, 2008, Siruela.
“–Maupassant imaginó un hombre obsesionado por la pérdida de su amada y desesperado por no volver a ver nunca más los rasgos únicos de su amiga. Decidido a contemplarlos por última vez, cava en la tumba hasta el rostro adorado. Que ya no se parece a la que idolatraba. No obstante, la abraza en la pestilencia y, al no llevar ya el perfume de su amante, lo acompaña el olor de la muerte.
–Bien -dijo Adamsberg-. Es muy agradable.
–Es Maupassant.
–Pero sigue siendo una historia. Y las historias se escriben para impedir que sucedan en la vida.” (p. 185)
“¿Se considera que un santo tiene un radio de acción? ¿Como una emisora?
–No está escrito en ninguna parte, pero es la creencia común. Si la gente se toma la molestia de desplazarse para hacer un peregrinaje, es en nombre de la idea de que, cuanto más se aproxime uno al santo, más fuerte es la influencia de éste.” (p. 233)
“–Una persona que tiene un secreto, un secreto tan importante que ha jurado por todos sus santos o por la cabeza de su madre no confiarlo nunca a nadie, lo dice obligatoriamente a otra persona.
–¿De dónde viene esta regla?
–De la humanidad. Nadie, salvo contadísimas excepciones, consigue guardar un secreto para sí. Cuanto más grave es el secreto, más válida es la regla. Así es como los secretos huyen de sus escondites, Froissy, caminando de una persona que lo jura a otra persona que lo jura, y así sucesivamente.” (pp. 244-245)