Mike Dash
LA TRAGEDIA DEL BATAVIA (II)
Barcelona, 2003, Lumen.
“La sequía se prolongó un cuarto día, y después un quinto, y la agonía de los supervivientes siguió intensificándose. Sin agua, sus cuerpos se deshidrataron rápidamente; transcurrido un día aproximadamente, la saliva se les espesó hasta convertirse en una desagradable pasta, y poco después dejaron de segregarla. A partir de ese momento, los síntomas solo empeoraron: la lengua se les endureció y se les inflamó; se les agrietaron los párpados, sus ojos derramaban lágrimas de sangre. La garganta se les resecó de tal manera que incluso dificultaba la respiración.” (p. 216)
LA TRAGEDIA DEL BATAVIA (II)
Barcelona, 2003, Lumen.
“La sequía se prolongó un cuarto día, y después un quinto, y la agonía de los supervivientes siguió intensificándose. Sin agua, sus cuerpos se deshidrataron rápidamente; transcurrido un día aproximadamente, la saliva se les espesó hasta convertirse en una desagradable pasta, y poco después dejaron de segregarla. A partir de ese momento, los síntomas solo empeoraron: la lengua se les endureció y se les inflamó; se les agrietaron los párpados, sus ojos derramaban lágrimas de sangre. La garganta se les resecó de tal manera que incluso dificultaba la respiración.” (p. 216)